Capítulo Primero: Anhelo Perdido.

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Quizás si hubiera pensado un poco más en las consecuencias, no se encontraría entre tan gran predicamento.
Y es en ese momento cuando rememoraba todos los sucesos ocurridos tiempo atrás.

Tras conocer a Yennefer y que la hechicera se uniera a Geralt, y no tan solo en el contexto físico, la vida de ambos hombres comenzó a cambiar.
No es que a él le molestara la presencia de la bella alfa, tampoco que el carácter fuerte de esta le pusiera los bellos de punta cada vez alzaba la voz más de lo debido, y mucho menos, no le molestaba para nada la cercanía Yennefer con Geralt. . . Claro que no ¿Cómo podía molestarse?

No podía enojarse cuando él había conocido a Geralt mucho antes que la hechicera, tampoco podía enojarse porque el alfa de grisáceos cabellos había caído ante la muchacha en tan poco tiempo, y sería una gran ofensa por sentirse rechazado cada vez que aquellos dos tomaban su propio camino, sin tomar en consideración sus propios sentimientos.

A quien quería engañar, si le molestaba.
Si le enojaba.
Sobre todo, si le entristecía.

Porqué Jaskier había soportado el frío carácter del alfa, sus desprecios y gruñidos, había soportado ser negado como un amigo y aún así seguir a su lado sin importar que tanto hiciera el brujo por obligarlo a dejarlo solo. Había curado cada herida de Geralt con el mismo amor y dedicación con el que escribía sus canciones, y muchas veces quiso arriesgar su vida por salvar la del brujo, aunque luego significara un regaño merecido por parte del mismo Geralt.

Era él quien había soportado a Geralt, y sin quererlo ni esperarlo había caído ante los encantos del brujo, pero. . . No todo podía ser como las románticas historias que tocaba con su laúd prometían ¿Verdad?

Él, un omega, aunque de clase noble, que prefería ganarse la vida tocando con su laúd y ser un trotamundos sin un techo fijo en el cuál asentarse y formar una familia, no había podido hacer caer ante sus pies a un alfa como Geralt. De nada valieron sus insinuaciones, tampoco sus para nada suaves comentarios, ni siquiera diciendo abiertamente que tan bueno era en la cama había podido conquistar el frío corazón del brujo. . . Pero ella si lo hizo.
Yennefer había tenido la suficiente inteligencia como para enamorar al brujo, en el primer encuentro, y se lamentaba tanto por aquello que en muchas ocasiones evitó mirar al alfa a los ojos, excusándose com una sonrisa en que iría al pueblo más cercano a por más cerveza.

Toda historia tenía un inicio, y el como Jaskier terminó metido entre la relación de ambos alfas era caótico de contar.

— ¡Agh! — La alfa golpeó la mesa con evidente indignación. — ¡Jamás me entiendes!

Es imposible lo que buscas. . . — Geralt se encontraba muy relajado, sentado frente ella con una cerveza en mano. — No puedes dar a luz a un hijo.

Pero con tu ayuda podré hacerlo ¿Recuerdas la historia del dragón? Si encontramos uno. . .

Yennefer, basta. — El alfa se levantó de su lugar, encarando por primera vez a su compañera. — Lo que sacrificaste, no se te puede ser devuelto.

— ¡Geralt! — La puerta fue abierta, dejando a la vista un sonriente omega que regresaba con una bolsa llena de pan. — He encontrado comida, el pan no está muy duro, es suficientemente comible y. . . — Su vista pasó por ambos alfas. — ¿Ocurre algo?

No, no ocurre nada. — La hechicera, resignada, abandonó el salón para ingresar a la habitación que compartía con el brujo, cerrándola de un fuerte golpe.

Mierda. . . — Esta vez, era el brujo quien golpeaba la mesa.

Geralt. . . ¿Puedo ay. — Pero fue interrumpido.

Anhelo Perdido - "Geraskier"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora