5

20.7K 2.2K 2.9K
                                    

Jisung no lo aguantaba. Solo había pasado una semana de la intrusión de Minho en su vida y ya no podía aguantar. Siete días sin tocar el teclado, siete días sin componer, siete días sin trabajar en sus pistas. Eso para Jisung era prácticamente privarlo del oxígeno.

La música para él era su refugio de esa vida de ostentaciones y riquezas. Componía en secreto, con Changbin y algunas veces Felix. Su música era su medio por el que manifestaba sus inseguridades y sus miedos, era su vía de escape. Y estos días no había podido tocar nota. Minho lo seguía a todas horas, las horas libres que antes usaba para componer tuvo que pasarlas en la biblioteca haciendo creer a Minho que con esa cantidad de horas libres no hacía más que estudiar y repasar.

― ¿Es en serio que no tienes ningún hobby? ¿No te ejercitas? ¿No... Lees, ni siquiera? ―preguntó al octavo día de seguir la misma rutina Minho.

―En serio, muy en serio. Ahora cállate que intento estudiar ―dijo murmurando Jisung metiéndose de nuevo en estudiar Economía de la Empresa. Minho resopló y se estiró en su silla.

―Voy a buscar otro libro ―anunció levantándose y yendo a las estanterías. Jisung hizo que sí con la cabeza antes de que el mayor desapareciera.

En cuanto Minho se fue Jisung sacó su teléfono y se puso los auriculares unos instantes. Abrió el programa que usaba para crear pistas e intentó seguir con la que estaba trabajando. Estos días había comprobado que Lee era muy selectivo con sus lecturas por lo que tradaba bastante en elegir un libro. Sung decidió utilizar esos escasos quince minutos para ir dedicando micro momentos a sus pistas. Estaba muy sumido en hacer una base de bajo en el sample que no se dio cuenta de que hacia rato que alguien lo observaba.

― ¡Lo sabía! ―exclamó Minho saliendo de una estantería que quedaba detrás de Jisung y ganándose un buen mar de quejas por haber alzado la voz. ―Perdón...

Jisung, sobresaltado por la presencia del mayor, se quitó los auriculares y escondió el teléfono debajo de los libros dejando los auriculares colgando de la mesa. Minho se acercó a él con cuidado y se sentó donde estaba antes.

― ¿Pensaste que podías ocultar un secreto a un espía? O eres tonto o tienes tanta pasión en lo que haces que solo te importaba encontrar un momento para centrarte. Dime tu cuál de las dos es ―exigió saber Minho mirándolo inquisitivamente.

―Yo... Es solo que... Es mi secreto, solo lo saben Felix y Changbin. Y así debe ser, no se lo digas a nadie ―pidió primero Jisung sacando su móvil de debajo de los libros y recuperando sus audífonos colgantes.

― ¿Pero qué haces exacta-...? ―el mayor no pudo terminar porque Jisung se apresuró en colocarle un auricular y poner play a una de sus múltiples pistas en donde rapeaba también. Minho se quedó de piedra al escuchar la pista y se lo quedó mirando estupefacto. Por nada del mundo se hubiera imaginado que un niño ricachón que había crecido entre comodidades tenía por hobby escribir y componer canciones que hablaban de lo injusto que era la vida y de los obstáculos que presentaba.

―Eso es lo que hago. Me gusta la música, es mi vocación. Y también me encanta escribir canciones, y producir pistas y rapear ―explicó Jisung guardando los auriculares y su móvil.

―Entonces, ¿por qué no estudias música? ―preguntó Minho, aunque ya se esperaba la respuesta.

― ¿No has escuchado la letra del rap? No es tan fácil, mis padres no quieren que su hijo viva de rapear cuatro versos en Internet. Esperan que me convierta en un gran empresario como mi padre y mantenga nuestra empresa familiar ―dijo Jisung resoplando.

―Pero eres bueno, podrías trabajar en una compañía como compositor. Seguro que te cogerian ―insistió Minho.  

―Lo intenté, una vez se abrió en una discográfica una ronda de audiciones para seleccionar nuevos productores. Envié mis tracks para intentarlo y me cogieron. Pero me enviaron la carta de aceptación por correo certificado y mis padres la leyeron antes de que pudiera hacerlo yo. Me exigieron que era eso de querer ir a una discográfica a trabajar haciendo música, se pusieron furiosos y me hicieron notar su clara decepción ante eso. Desintegraron la carta delante de mi ―explicaba Jisung mientras Minho lo escuchaba atentamente, cada vez más fascinado (y a la vez horrizado) por la verdadera historia que ocultaba. ―Entonces empezaron a divagar y a pensar que habían hecho mal para que hiciera eso. Y solo llevó que problemas, pensaron en mandarme a un internado, temiendo que me habían dejado demasiada libertad. Culparon a Changbin por ello, nunca les gustó y eso fue una buena excusa para criticarlo más. Al final les hice creer que solo había sido una fase y que en realidad solo era un mero hobby. Fueron susceptibles con el tema pero acordamos que si yo seguía estudiando economía y turismo podía seguir con mi música siempre y cuando quedara en eso, un hobby; porque si no me dijeron que se asegurarian de que no tocara tecla nunca más.

Undercover || MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora