Capítulo 4

12 3 0
                                    

Ese día no me había importado que Miguel me viera hablando o bailando con Edgar, la estaba pasando de la más maravilloso y no permitiría que nadie lo arruinara. En mi vida me había sentido tan libre, siendo yo misma con una persona, y tenía miedo mucho miedo, cuando eso pasa la mayoría de las personas terminan llorando por días en su cama, y yo no quería eso, o al menos no ahora.

Ese día le pedí a Edgar que me diera su número para así poder hablar un poco más y no esperar hasta que volvamos a coincidir en algún lado.
Cuando llegue a casa de mi madre le mande mensaje y hablamos un rato hasta que me quede dormida.

Así pasaron los días entre mensajes y llamadas diarias, a diferentes horas del día, podía asegurar que esto terminará en algo más que sólo amigos. Y para ser sincera me daba demasiado pánico, él era más grande y ya sabía muchas cosas más que yo tanto del amor como de la vida.
Como les explico que tenía miedo de no ser lo suficiente para él o peor aún, que él terminará rompiendome el corazón.

Me gustaba tanto hablar con él por llamada y escuchar su voz, me daba una paz enorme que sentía que nada existía, más que él y yo.

- entonces ¿ a qué hora llegarán? -  preguntó al otro lado del teléfono

- a lo mejor como un 8 o 9 - respondí acostandome en la cama

- ¿ y solo serás tu y ella? - esto parecía ser un interrogatorio

- si, solo ella y yo - respondí riendo

- ¿de que te ríes? - preguntó ahora riendo él

- haces muchas preguntas, preguntas que ya te había respondido antes - conteste sin poder evitar sonreir

- es solo para confirmar -  dijo después de soltar una gran risa

- vale, si tu lo dices - le dije con sarcasmo

- ¿no te dicen nada por estar hablando a esta hora? - dijo ahora muy serio

- no, lo más seguro es que ni me escuchen -  le dije tranquila

Y en verdad no me importaba si me escuchaban, me gustaba hablar con él y eso nadie lo iba a cambiar

Planeamos ir a dormir a su casa mi madre y yo, era fin de semana y no teníamos que levantarnos temprano, claro mis abuelos ni Miguel sabían que iríamos a casa de Edgar, nos matarían a las dos.
Pará ser sincera me ponía nerviosa de que se dieran cuenta de todo esto y también de lo que pudiera pasar en casa de Edgar, yo ya no tenía dudas, me gustaba mucho, me estaba enamorando de él y no se si ese sea su plan o todo lo haga inconscientemente.

Llegó la hora, estábamos afuera de su casa y yo tenía los nervios a todo lo que da.

- pasen -  dijo abriendo la puerta para que pasáramos

- gracias - le dije con una sonrisa y viéndolo a los ojos, unos ojos hermosos

- ¿y que vamos hacer? - pregunto mi madre sentándose en el sofá

- tengo tequila, podemos tomar y platicar - dijo sentándose frente a nosotras

- si, esta perfecto - respondió ella mirándome

- ¿tú tomas? - me preguntó mirándome a los ojos

- si, claro que si - le respondí con otra sonrisa estúpida

Eran las 4 de la mañana y aun estábamos sentados tomando y hablando de una y mil cosas, de la relación tóxica que tenía mi madre con Miguel, del porqué yo vivía con mis abuelos y no con ella, de porque él tenía esa casa y vivía con sus padres, de todo hablamos de todo lo que se pudo hablar.
A las 7 de la mañana estábamos que nos quedábamos dormidos los 3, pero mi madre y yo teníamos que estar a las 8:30 en casa de mis abuelos, así que no podíamos dormir o no despertaríamos, mi madre decidio ir a lavarse la cara para no quedarse dormida.
Edgar y yo quedamos solos unos minutos y en esos pequeños minutos él me miró a los ojos con aquel brillo tan único

- me gustan tus ojos -  dijo sin quitarme la mirada provocando que saliera una sonrisa de mis labios

- y a mí los tuyos - le respondí en un susurro, y es que las manos empezaron a temblarme, comense a ponerme nerviosa, totalmente nerviosa

Poco a poco se acercó a mí lo suficiente para sentir su respiración en mi rostro y así sin previo aviso me besó, me besó tomándome del rostro, fue un beso suave, tierno, delicado, un beso de esos que hacen que olvides hasta tu nombre, uno de esos besos que te expresan todo lo que las palabras no pueden, como si él también lo estuviera deseando tanto tiempo, se sintió tan maravilloso que sentí como todos los nervios desaperecieron en cuestión segundos.
Nos separamos cuando escuchamos la puerta del baño y nos quedamos solo mirándonos, como si nada hubiera pasado.

-----------------------------------------------------

Es un nuevo capítulo espero les guste, no olviden votar y dejar sus comentarios ✨💕

🐻.

El Final Que No Acordamos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora