Perdoname. [Geraskier]

Dancing on my own.

Alguien dijo que tenías una nueva amiga.
¿Te quiere ella mejor que yo?
Y sí, sé que es estúpido, pero tenía que verlo por mí mismo.
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Jaskier no sabía si decir que todo había pasado muy rápido o muy lento. Se sentía de ambas maneras y era desesperante no poder controlarlo. Para su cerebro todo iba muy rápido ante sus ojos, pero su cuerpo se sentía pesado, moviéndose tan lento.

Lo último que recordaba era haberse desmayado en aquella extraña y muy caliente fiesta que le hubiera gustado disfrutar en todos sus sentidos, pero se estaba muriendo por el ataque de un genio, así que, prioridades.

Luego estaba siendo amenazado por una hermosa, fuerte y aparentemente demente hechicera, para terminar recuperando el aliento fuera del castillo mientras esté se venía abajo por el ataque del genio y; realmente, Jaskier no sabía que estaba pasando.

Entonces Geralt, el maldito de Geralt de Rivia y su espina de héroe en él. Tenia que regresar por la hechicera, por Yennefer no sé quién.

—Están vivos. —dijo alguien a su lado.

Jaskier imaginaba lo peor, sinceramente. Ya se veía cantando la muerte del brujo con sumo dolor.

—¿Qué? —levantándose del suelo y corriendo a una de las destruidas ventanas del castillo, ve que es cierto. Geralt de Rivia esta vivo. —Si que está vivo. —dice con sorpresa.

Y luego allí esta todo otra vez, pero al revés, porque todo pasa lento ante sus ojos pero su corazón late demasiado rápido.

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Estoy en la esquina, viendo como la besas.
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Jaskier sabía que era estúpido desde el principio, una maldición autoimpuesta. Atarse al gran brujo y seguirlo a todos lados era una cosa, pero ¿fijarse en él más allá de como un compañero de viaje, un amigo? Sabía que era imposible. Sin embargo había estado ignorando sus sentimientos hasta ese momento,donde lo golpean con fuerza y aprietan su corazón como si quisieran destruirlo.

Le gustaba Geralt, por todo lo que había visto en él, descubierto y aprendido en el trascurso de sus viajes y peleas contra monstruos. Era alguien realmente fascinante y no porque fuera un brujo, sino por la grandiosa persona que realmente escondía ser. Tenia un gran corazón debajo de todo ese rostro aterrador y palabras frías. Sino, le hubiera dejado morir hace mucho.

Y sin embargo allí estaba Geralt, besando a la hechicera.

Lo esperaba, Jaskier no esperaba que justo en ese momento, pero lo hacía; el momento en que Geralt se interesará en una mujer. ¡Y que mujer! Una hermosa hechicera.

—¡Y que vivos! —expresa con un desconcierto que se convierte en una risa nerviosa para intentan disimular el dolor en su corazón.

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Estoy justo aquí, ¿Por qué no puedes verme?
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Sabía que Geralt jamás se fijaría en alguien como él ¡Nunca! Había expresado, en cambio, cuanto le irritaba su presencia. Pero entonces ¿por qué no podía evitar que doliera tanto?

Sin darse cuenta había sido arrastrado lejos de la ventana. No tuvo palabras para agradecer, así que sólo pudo sentarse en silencio en una roca, esperando a que Geralt terminará con lo suyo.