CAP.9:

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~"Sal de mi cabeza"~













Los pétalos caían en mi cara. Ardían mucho.

—¡Mocoso! ¡Baila!.—Dijo Hibana mientras reía.

—¡Detente, Nee-san!.—Le pidió la Hermana Iris.

—¡Si quieres que me detenga, reza a tu Dios!.—Le respondió.—Lo sabes, ¿Verdad? No hay Dios, y mucho menos héroes en este mundo.—

—Eso no es verdad...—Escuché decir a la Hermana.—¡Si rezas con todo tu corazón, podrás encontrar consuelo, y las personas pueden ser salvadas por ello!.—Respondió.

—¡Eso no es salvación real!.—Dijo Hibana.

—¿Dices que no hay salvación en la vida?.—Dijo Iris.

—La hay.—Le respondió ella.—Explotar y burlarse de otros para éxito propio, y despreciar a las escorias tontas desde arriba. ¡Lo que ves desde arriba es impotente grava, grava, grava!. Es fantástico saber que no eras escoria y que te salvaste. La posición y el dinero que obtienes de estar allí es la salvación de una persona.—Añadió.

—¡¿Por qué?! Rezabas con nosotras cada día en el convento, ¿Recuerdas?.—Dijo Iris mirando a la otra.

Ella asintió.—Lo hacía, ¿Y qué salvación obtuve a cambio?.—Bufó.—El convento nos acogiò a todos los huérfanos.—Comenzó a contar su historia.—Entendiste, ¿No? ¡Nada viene de nuestras vidas! ¡El que yo siga viva es la mayor prueba!. Las personas solo pueden fortalecerse para sus propios fines, ¿Buscas salvación sin volverte más fuerte?~—Dijo con una sonrisa.—El hecho de que la grava humilde busca la salvación con todos los demás está fuera de lugar.—Comentó.

—Princess Hibana, también eres víctima de las flamas, ¿No?.—Comenté intentando mantener el equilibrio.

—¿Sigues aquí, aspirante a héroe?~.—Dijo ella volteando a mirarme.

—Tengo una pequeña idea de cómo te sientes.—Le comenté mirándola.—Soy alguien cuya vida también fue arruinada por las flamas.—Añadí.

—.... ¿Qué puedes saber?.—Dijo mirándome desconfiada, y luego me apuntó con su abanico.—¡Ventisca de cerezos!.—Dijo y los pétalos de cerezos me comenzaron a rodear y a elevarme, creando una especie de tornado en el que yo estaba metido, el cual ardía mucho.

—¡Argh!.—Me quejaba.

—¡Esta vez, inclínate en el fuego como la grava que eres!.—Dijo mirando mi dolor con una gran sonrisa.

Mientras yo, por más que todo mi cuerpo ardía, logré posarme en el suelo.—No puedo colapsar aquí.—Dije decidido.

Ella retrocedió un paso.—El síncope de calor....—La escuché decir sorprendida.

—Me levantaré las veces que sean necesarias, y no caeré derrotado.—Afirmé.—Por tu bien.—Añadí.

—¿D-De qué estás hablando? ¡¿Acaso enloqueciste?!.—Dijo sorprendida volviendo a apuntarme con su abanico.

—Escucha.—Dije levantando mi brazo apuntándola a ella.—Estoy a punto de derrotarte. Eso, junto con todo lo demás..... ¡Es por tu propio bien!.—Dije mirándola serio. Ella parecía bastante sorprendida.

—¡Si quieres lo que es bueno para mí, entonces quémate de una vez! ¡Pedazo de grava que no sabe nada, estás diciendo tonterías!.—Dijo ella.

—Hay llamas que queman el cuerpo....—Comentó la Hermana Iris mientras le caía uno de esos pétalos en la mejilla.—¡Pero también hay llamas que iluminan tu camino y llamas que te calientan!.—Añadió.

Caballero de Fuego (Arthur x Shinra)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora