•°•Pâro•°•

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Pâro: El sentimiento de que no importa qué hagas, todo saldrá (o sale) mal.🌊

♡♡♡

Una noche más en la vida de Angel Dust, intentaba lamentarse en silencio para no despertar a nadie en el Hotel. Sin aguantar más el dolor en su pecho, subió al techo del Hotel en cuestión, aunque fuese muy alto, unas escaleras en mal estado lograban abrirle paso hacia él.

"Mamá, te extraño tanto" Pensaba mientras subía los escalones de madera podrida, a pasos de romperse;
llegando ya al techo, se sentó y comenzó a recordar su infancia y las historias tan tiernas que le contaban de su madre y que él mismo podía también recordar.    

Al provenir de una familia de mafiosos italianos(obviamente en Italia), Angel, en ese entonces Anthony, creció rodeado de lujos, lujos como empleadas del aseo y el mantenimiento de su gran hogar. Su madre había fallecido a sus 11 años de edad, quedando así, únicamente con el devastado hombre que era su padre y la mala persona que pasaría a ser más adelante.
Este mismo, le contaba historias sobre su infancia como un recién nacido, al principio, creían que Anthony era una niña debido a sus rasgos físicos y faciales tan finos. Por eso, su madre había comprado únicamente ropas rosas y pequeñas para él. También le cantaba hermosas canciones y adornaba su cabello con accesorios para niña. Cuando fue creciendo, fueron cambiando estas cosas, al estar conscientes de que su "hija" era realmente un hijo.

Su madre había fallecido producto de un tumor cerebral, tumor que a su vez, le había provocado un fuerte e irreversible Alzheimer a la pobre mujer. En sus últimos días de vida, le cantaba a su joven hijo la misma canción que nunca olvidaría, ni siquiera en el mismísimo infierno. "La Trenza".

Con esta misma canción en mente, el joven arácnido se sentó en el tejado mirando hacia arriba; allí no se podía siquiera apreciar cielo, pero él sabía, en su corazón, que su madre estaba en ese paraíso de nubes felices, ángeles y mierdas así. Quizá el también hubiese estado allí, al igual que su hermana Molly, pero las malas decisiones y crueldad de su padre los había condenado a vivir por siempre en la locura del infierno. Él fue prostituído a temprana edad (esto hizo que perdiera toda clase de relación con sus hermanos debido a la distancia y falta de tiempo), luego fue vendido a un Proxeneta que lo acabaría enviando a un mercado de trata de blancas, cosa que finamente lo dejaría en New York, solo y sin nada más que hacer que volver a lo mismo del principio, prostituirse para sobrevivir. En el camino, conoció a malas personas y muchos traficantes de drogas, claro, como un joven curioso las probó todas hasta que un día, en un gris 1947 sufrió una sobredosis a la edad de 27 años y finalmente murió, llegando hasta el presente:

El triste tejado del gran proyecto de hotel de la princesa del infierno, vaya destino.
Todo lo que hacía lo llevaba al mismo sentimiento de sentir que todo lo que pensaba y hacía estaba mal, que algo estaba mal con él. Lo único que lo hacía salir de esos pensamientos era pensar en su mamá, drogarse o tener sexo, pero como estaba en una etapa de "redención" (a petición de Charlie y Vaggie), no podía obtener sus drogas o el sexo, cosa que lo llevaba a pensar en su madre y que lamentablemente lo deprimía más.

Mientras daba vueltas al asunto comenzó a tararear inconscientemente la melodía de la canción que su madre cantó hasta el lecho de su muerte, cosa que atrajo el oído de un demonio con sensibles orejas de venado.

Sin darse cuenta, ya había comenzado a cantar, con lágrimas de melancolía en sus ojos.

"Tú eres distinta,
a todas las del barrio.
Para mí,
la princesa de la población"

Esa voz tan suave y triste deleitaba los oídos del demonio vestido de un pijama de seda rojo, haciéndole caminar a paso apresurado pero silencioso hasta el tejado, donde se encontraba, para su sorpresa, Angel Dust, cantando con los ojos cerrados.

"Eres hermosa,
como una perla.
No debes pasar hambre, no debes de sufrir"

Alastor, por precaución se cubrió cautelosamente con su propia sombra, mientras escuchaba encantado.

"Y mientras tejo tu trenza,
imagino cuando crezcas.
Verás, como vas a brotar, serás la flor más bella.
Cuando te miro mi reina,
cuando te escucho cantar,
yo se, una estrella serás, la que más va a brillar"

El demonio de la radio sentía su corazón latir rápidamente, era el primer sentimiento puro que sentía en décadas, un dolor tan real e intenso que hacía su corazón latir como si se tratase de una inyección de adrenalina directa.

Al estar sumido en sus sentimientos repentinos, no se había percatado de que el joven arácnido se encontraba agachado en una posición fetal, llorando mientras se abrazaba a sí mismo y susurraba cosas ininteligibles.

Sin pensarlo dos veces se acercó en silencio al de ojos magenta y le abrazó, algo inseguro pero firme. El de cabellos blancos se sobresaltó hasta que logró distinguir la figura entre las tenues luces de la roja luna del infierno.


Ambos permanecieron allí, en silencio, sintiendo los lentos latidos ajenos, hasta que el más joven dejó de llorar y le ofreció entrar por una taza de café y unos refrigerios, cosa que el poderoso demonio en pijamas aceptó gustoso, por primera vez en toda su estadía en el infierno, ambos podrían disfrutar de una compañía gustosa, de una presencia calma y sincera, real.

♡♡♡♡

Fin de éste shot, realmente si no te gusta Mon Laferte o la música latina, está bien, puedes leer las letras y nada más UwU.

En fin, espero les haya gustado, muchas gracias por leer  💖

Pd: Si es medio confuso, me disculpo, lo estoy escribiendo a las 4:00 A.M. y a esta hora no pienso bien, pero me llega la inspiración xD


•°[Radiodust One-shot's]°•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora