Capitulo 1

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Una noche de invierno del año 2000 mientras todos dormían profundamente, en la ciudad de Lima, una joven llamada Vivian, pasaba por un momento muy doloroso, que de un instante a otro se convierte en alegría para todas las mujeres que lo viven, así es, hablo del parto. Ella tendría a su hijo algo así como un 20 de mayo, pero tuvo muchas complicaciones, causando que el parto se adelantará al día primero de ese mes, este suceso se consideraba riesgoso y no había doctor que la quisiera atender; había gran posibilidad de que ella muriera, pero alguien tenía que aparecer, no podría soportar tanto tiempo, el dolor de las contracciones le hacía gritar y llorar, era hora de que su hijo naciera.

Su esposo la llevó en busca de un hospital donde la quisieran atender; se cansaron de buscar, hasta que encontraron uno, estaba tan adentrado en la carretera, que pocas personas iban ahí, sin embargo, fue en donde se decidieron llevar a cabo el parto. La instalaron rápidamente en una habitación, prepararon los artículos, los doctores se alistaron, y tan pronto como el sol se esconde, todo estaba listo. Vivian había llegado a su límite, el momento de traer vida al mundo estaba tan cerca, solo era cuestión de esforzarse para tener a aquel ser que llegaría a cambiar el futuro del mundo.

Mientras tanto, en la sala de espera se encontraba su esposo Simón, la mamá y el papá de Vivian, todos muy nerviosos, no solo por el nacimiento del pequeño, sino, también porque su hijo y esposa salieran con vida de ese cuarto; sus padres no dejaban de orar y pedir a Dios porque todo saliera bien.

Lo que pasó después, les hizo saber que fueron escuchados. Vivian salió de la sala de recuperación, aunque no tenía a su hijo en brazos: los doctores le habían dicho que al parecer el niño tenía algunas complicaciones a causa de su nacimiento prematuro, ocasionando que el bebé durara un buen tiempo en el hospital; sin embargo, la buena noticia es que había altas esperanzas de que todo saliera bien.

Todo era cuestión de tiempo, pero ¿cuánto?, y el nacimiento prematuro ¿era la única causa de que el bebé se quedara en el hospital?

Un día, mientras toda la familia se encontraba celebrando los 50 años de aniversario, de los padres de Simón, se escuchó el sonido de un teléfono. La familia entera tuvo gran desconcierto, pues no dejaba de escucharse el ruidoso sonido de aves alborotadas que se tenía establecido para cuando alguien llamara; la búsqueda comenzó, pero nadie percibía de qué parte venía el sonido, finalmente un chico que estaba en la reunión encontró el teléfono debajo de un sillón. Al momento en el que Vivian tomó el teléfono, ya había dejado de sonar. Nadie lo reconocía, nadie excepto yo, pero no podía decir nada, siempre estaba escondida, detrás de las paredes, detrás de las puertas, no importaba, siempre encontraba un lugar donde resguardarme de la vista de los demás; mi hogar eran los túneles que tenía la casa, su gran parecido con un palacio se quedaría muy pequeño; aunque este no es momento para contar mi historia, así que, prosigamos con el teléfono; como nadie lo reconocía, Vivian regresó la llamada.

-Buenas noches, usted está llamando al hospital central, ¿en qué puedo ayudarle? -,le dijo una mujer.

¬-He recibido muchas llamadas del hospital y ahí tienen a mi bebé -respondió Vivian-, con voz de angustia que nunca se le había oído.

-Espere un momento -le contestaron-. El sudor que nunca había salido de su cuerpo parecía surgir de ella en un solo instante; al terminar la espera, escuchó y reconoció la voz del doctor quien la había atendido en el parto. -Necesito que vengan al hospital en este instante- le dijo-, y de pronto se cortó la comunicación.

En seguida Vivian le comentó a Simón lo que le habían dicho, sin pensarlo, tomó rápidamente las llaves de su camioneta y juntos fueron en camino al hospital.

En el camino, ambos comentaban de lo que pudiera haber pasado con su bebé, sus mentes ideaban tantas cosas, pero lo que no sacaban de su cabeza, era la idea de que su hijo hubiera tenido complicaciones, porque, entonces qué significaba la voz de insistencia del médico.

Había tanta tensión en ese momento, lo que causó que Simón no viera un carro, uno que venía de frente y el cual los desvió del camino, creando un accidente como de película.

Me pareció inimaginable lo que acababa de ocurrir; seguramente han de preguntarse, ¿por qué yo estaba presente ahí?, solo diré que tenía mucha incertidumbre sobre la llamada. Estar ahí, me permitió ver lo que había acontecido; dentro de la escena, vi como una de las puertas se habría, la persona hacía su mayor esfuerzo por salir, pero sus piernas estaban atoradas y eso le impedía moverse; las llamas se expandían, pero no me impidieron ver que se trataba de Simón, quien desesperadamente desabrochaba su cinturón. Cuando salió de la camioneta, caminó hacia el lado del que se encontraba su esposa, pero una de sus piernas estaba tan dañada que apenas y podía caminar.

Al estar del otro lado, abrió la puerta de Vivian, quien no reaccionaba, él la movía, le hablaba y trato de sacarla, pero el cinturón estaba atorado.

La gasolina y el fuego se unieron y crearon en el ambiente un estallido tan inmenso, que Simón salió disparado y su cuerpo golpeó contra árboles; Vivian había quedado en la camioneta, y yo, a unos metros, había sufrido algunas heridas, creando en mi cuerpo su total desvanecimiento.

Las horas pasaron, pero nadie llegaba en nuestro auxilio. La evidencia se perdía mientras el fuego más consumía, transcurrieron treinta minutos, para que ambulancias y bomberos llegaran, al principio apagaron el fuego, y después de haber llegado la policía, comenzaron las investigaciones; a Simón lo encontraron rápidamente por los ruidos de dolor que hacía, mientras lo atendían, los que estaban en la escena buscaban más cuerpos; en la camioneta encontraron a Vivian, la cual estaba irreconocible tras haber sufrido quemaduras casi mortales.

A mí me encontraron varios minutos después, así que me auxiliaron y solo podía apreciar como ponían vendas en mis quemaduras, aunque, literalmente se trataba de todo mi cuerpo, quedé totalmente inmovilizada, algo que yo nunca había hecho.

El tiempo parecía favorecerle a Simón, ya que se recuperaba pronto del accidente; sin embargo, a Vivian le había jugado en contra, el tiempo que paso sin ser atendida y las quemaduras, fueron la causa de su muerte.

En base a mi recuperación, recuerdo haber despertado, la luz y la blancura de ese lugar casi me cegaban, los sonidos me aturdían, todo parecía tan extraño, de mi cabeza no salía la idea de que muchos sabrían de mi existencia, pero solo era mi idea. También recuerdo que la alegría me invadió por unos instantes, aunque este sentimiento terminó: los doctores y policías llegaron a rodearme en la cama, en la que me encontraba inmóvil, me sentí acorralada y con miedo de lo que me harían. - ¿Qué hacías en el accidente? -, me preguntó un policía-, con una voz que me hizo saltar. Aunque no pude decir ni una palabra. Simón entró a la habitación y no me dejó hablar, les contestó que era una de sus conocidas que había ido en otro carro para acompañarlos al hospital; mi cabeza solo asentía a cada respuesta, pues Simón hablo con los agentes para decirles que todo había sido un accidente, causado por un descontrol de la camioneta.

Después de contarles la historia, cambiarla casi completamente, y de hacer creer a todos que sus lágrimas por la muerte de su esposa eran verdaderas, los agentes se retiraron y no hicieron más preguntas.

Aunque yo sabía que gran parte de lo que les dijo, era mentira, no dije absolutamente nada, ya que, si hablaba, él seguramente me acusaría de algunos actos que hice, o tenía la opción de matarme, y como ninguna me gustaba, decidí callar.


Saul Donde viven las historias. Descúbrelo ahora