Capítulo 29

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He despertado y vuelto a dormir tres veces en lo que va del día, pero en esta pude quedarme completamente despierta, por lo cual automáticamente me noto siendo observada por mi madre.
Mi cuerpo duele al moverme, y mi mente, por supuesto, está colapsada de preguntas. Como por ejemplo: ¿Dónde está Hideto? Estoy completamente preocupada por él ahora mismo. Recuerdo haberlo dejado herido en el suelo.

—No te levantes —la voz suave de mi madre me tranquiliza—. ¿Tienes sed, cariño?

—¿Y papá?

—Él está bien —ella sonríe, pero se ve claramente cansada—. Ya salió de la operación.

Mierda. Miro el lugar y estoy en una clínica privada.No se parece en nada a un hospital normal.

—¿Arly? ¿Kaz? ¿Dónde están las chicas? ¿Y...?

—Todos están bien, Mickaellie. —Su cara seria y algo triste es inquietante. —No puedo creer que te hayas metido en todo eso. Ellos me lo han explicado, sin embargo, necesito tu explicación para comprender. Pero no ahora, tienes que descansar un poco... ¿Te duele la pierna?

Asiento. La puerta se abre con suavidad y Kai se hace presente con una suave sonrisa.

—Está hecho.

—Gracias —susurra mi madre.

—¿De qué están hablando? —pregunto débilmente, mientras me muevo para sentarme un poco.

—Mickaellie, es largo de explicar —Kai se sienta a mi lado—. Todos aquí preferimos que nuestros nombres estén limpios, ¿comprendes a qué me refiero? Tuve que mover algunos hilos en el departamento policial, y el hecho de que Hana esté muerta cambia mucho las cosas por allí... Lo estamos tomando como un favor de parte de ustedes, así que nadie registró lo sucedido. No hay hechos, no hay nombres ni causas. En el expediente solo se tratará como un asunto entre la mafia.

Eso es malditamente corrupto. Aunque, analizándolo bien, que Hana esté muerta es un alivio para todos. Mi madre asegura que lo sucedido no lo sabrá absolutamente nadie, por lo que será un hecho del que no se podrá hablar jamás.
No sé cómo sentirme respecto a eso.

La médica entra en la sala, por lo cual Kai y mi madre salen para que ella me examine un poco. Mi pierna se ve bastante mal, pero ella me asegura que en dos semanas estaré bien, ya que la bala ha ingresado superficialmente. Le pregunto acerca de mi rostro, ya que siento mucho dolor.

—Estarás bien, solo tienes algunas contusiones. Puede que te sientas extraña por la sensación de hinchazón, pero se irá en unos días. Mañana revisaré nuevamente la herida de tu pierna, si todo va bien, puedes volver a casa.

—Doctora... ¿Es posible que pueda ver a alguien ahora? —pregunto y ella asiente—. Su nombre es Yuu Shiroyama, pero no sé si está afuera o no. ¿Podría preguntar?

—Sí. Solo un rato, el horario de visita termina a las siete.

Ella se retira, oigo su voz preguntando por Yuu pero nadie atraviesa la puerta. Sinceramente, no sé qué esperaba que sucediera. Tendría que haberme quedado claro que le importa más su madre muerta que yo, quien acaba de salvarlo de esa mafia que lo ha tenido cautivo durante años.
En cambio, Kazuki es quien entra y me da una ligera sonrisa antes de sentarse a mi lado. No tengo idea de cómo reaccionar, considerando que éste chico es... ¿El hermanastro de Yuu?

—Sé que querías ver a Yuu, pero no está listo aún.

—¿A qué te refieres?

—Lo conozco de toda la vida, Mickaellie. Ha pasado por mucho y necesita pensar, tener la cabeza fría antes de hablar contigo. Por eso... —él baja la mirada a sus manos—, por eso vine en su lugar. Sé que te mentí durante todo este tiempo, pero si te decía quien era, Hana me hubiera matado.

Un suspiro y mil disparos | the GazettEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora