Que esperar?

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Librada de aguantar los odiosos días de pelea entre mama y papa, me encuentro atrapada en una camioneta que cada vez se aleja mas de la ciudad, de mis amigos y del internet, que mierda se supone que voy a hacer sin internet.
Tomaron la decisión de enviarme a casa de mis tíos, son buenas personas y muy divertidos, pero viven en el culo del mundo, ellos y mis primos solo juegan en el patio, o con juegos de mesas, o para matar el tiempo se disponen a leer y cantar, no se como mierda se la bancan sin play, computadoras o celulares, la única conexión con el mundo exterior es un cartero que pasa cada tres meses, y el teléfono de línea.
Mis primos varones, pues el más grande no le da bola a nada mas que a trabajar, el de 14 todavía juega con juguetes, y mi prima tiene 8, es mujer, pero de que carajo hablo con ella ¿de Barbies?. No se como se supone que una piba de 16 como yo se las tiene que arreglar en un lugar así. Si, es mejor que soportar a mis papis, pero de todas formas no se como voy a sobrevivir.
Pero bueno ya esta que le voy a hacer, creo en Dios, pero lo que preciso no es un milagro, es todavía mas grande el favor, y no soy muuuuuy santa que digamos, así que no creo tener a diosito de mi lado .
Hace siete horas que estoy en esta camioneta de mierda, ya me quedo el culo cuadrado incluso, y lo peor, es que cada vez que pregunto cuanto falta mí tío contesta como si tuviera tres años,
-Ya casi llegamos.
Hace una hora ya no hay señal y hace cuatro que no veo ni un solo edificio, ni antenas de electricidad siquiera, solo pasto, arboles, animales. Y así el mismo patrón mil quinientas veces, resumiendo, la camioneta que se mueve como una licuadora y el mismo paisaje una y otra vez, les puedo asegurar que en cualquier momento vomito .
Después de haber estado unas diez horas en línea recta en la ruta, no viendo mas que gris, verde y celeste cada vez mas oscuro, por fin, doblábamos hacia una calle de tierra que estaba del lado derecho de la ruta, y eso significaba solo una cosa, que la licuadora de camioneta que nos llevaba iba a bajar las revoluciones, y que ahora si, ya casi llegábamos, claro que no iba a preguntar, ya no me quedaban ganas de escuchar el ¡Ya casi llegamos !.. Así que espere y después de unos diez minutos llegamos a una tranquera que nos separaba de mí nuevo hogar (al menos por un tiempo), y del suelo firme que tanto ansiaba tocar de una vez por todas...

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Bosque RosadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora