Ha tenido un enamoramiento sin remedio desde el primero año de secundaria. Ahora, después de tanto tiempo, no hay miedo alguno de decirlo en voz alta —frente a sus personas más cercanas, por supuesto—, como un hecho lamentable con el que había aprendido a vivir. Sin embargo, aún no sabe cómo lidiar exactamente con ello, debe admitir. A veces, cuando lo encuentra casualmente en una clase o incluso en los pasillos, apenas puede lanzarle una mirada antes de que su rostro se vuelva rojo y la rabia estalle, acompañada de la vergüenza. Detesta que un individuo logre convertirlo en un ser lamentable, es sinceramente humillante.
—Tengo la teoría de que ambos profesores tienen una relación secreta —dice Camie en algún momento, dándole otro mordisco a su hamburguesa. Por supuesto, ella nunca consumía la comida de la cafetería, prefería usar sus contactos para conseguir algo mucho mejor, e incluso en varias ocasiones le ha traído el almuerzo a Katsuki. Ella está enredando un mechón de su cabello largo en uno de sus dedos cuando se percata de que el hombre no ha estado escuchando sus relatos—. ¿Puedo saber que es lo que miras con tanto detenimiento, que no puedes prestarle atención a una mujer tan bella como yo?
—Cállate, maldita sea. Intento oír —gruñe el rubio en cambio, ganándose una mirada de reproche.
Cuando la fémina —ciertamente no muy satisfecha— presta atención hacia la dirección en la que el rubio observa, encuentra a un grupo siendo regañados allí, en medio de la cafetería de la escuela. En cambio, Camie alza una ceja, no cree que ese tipo de cosas sean del interés de su amigo, pero al mirar con más atención, nota un mata de cabellos rojos y una chaqueta color menta del club de tenis. Ante eso, contiene una pequeña carcajada.
—Oh, entiendo —comenta, molestando al rubio con el extremo de su cuchara de plástico, mientras lo oye gruñir irritado—. Es ese chico, ¿no es así? Mírate, quién diría que estabas viendo en su dirección, parece que vas a matar a alguien.
Las mejillas de Katsuki se vuelven calientes casi de manera imperceptible, detesta lo avergonzado y pequeño que se siente—. Dije que guardes silencio, maldita sea.
Ella ríe, pero no vuelve a hablar durante algunos minutos.
La primera vez que lo vio fue durante ese increíblemente aburrida bienvenida a los nuevos ingresantes, luego de aprobar exitosamente el examen con la mayor nota posible, superando incluso sus propias expectativas de sí mismo —que eran siempre las mejores, claro— y siendo recibido en la escuela secundaria de más renombre en el país. Ese día temprano en la mañana, se había posicionado al fondo de la fila, con una expresión irritada formándose en su rostro mientras oía vagamente el discurso del afamado director. Entonces, allí estaba, aunque no le había prestado atención en lo absoluto al principio, pero por alguna razón el destino insistía en llevarlo a cualquier parte a donde él vaya.
Otro tonto que llega tarde el primer día, por supuesto, ni siquiera le había entregado más de dos segundos antes de que su mirada volviera al frente. Los hechos que se desencadenaron después fueron el problema, piensa, tras hallarlo múltiples veces en los pasillos de la escuela e incluso compartiendo clases, junto a su escritorio, iniciando escenas divertidas y penosas con los profesores más exigentes. No le había prestado atención al rubio además de algunas miradas y saludos de cortesía —nadie querría hacerlo, claro, cuando muchacho lo rechaza e insulta instintivamente cada vez que se encuentran—, sabe que es su propia culpa.
Pronto pudo saber varias cosas respecto a él, gracias a la vista aguda a distancia y el buen oído que le dedicaba sin darse cuenta, es inevitable, especialmente cuando todos parecían tener una especie de obsesión con él. Estaba enamorado de un muchacho llamado Kirishima Eijirou, un estudiante poco problemático, malo en varias materias, un deportista becado que debe esforzarse al máximo. Era probablemente el joven más amable de la escuela, increíblemente social y alegre. Lo había visto iluminar el salón entero solo con su presencia, como una pequeña estrella, ni siquiera puede imaginar que algún día logren interactuar. Especialmente porque cree que el rubio lo detesta.

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Mystery of love | Bakushima.
FanfictionKatsuki ha tenido un enamoramiento sin remedio por el muchacho de cabello rojo, desde el primer año de secundaria. » Universo alterno. » Romance, fluff, cliché. Muchas gracias a @Katsuririo por la bella portada 💗.