—Está enorme— dijo incómoda Mariadne,
—vale pero es que ¿Estamos hablando de mi herida o de qué?— dijo Ander coqueteando.
—deja de vacilarme— contesta apenada. —Esta herida es para que estuvieras casi muerto, es muy profunda y tú actuando como si nada.
—admirable, lo sé. —contesta Ander— que te digo, soy inmune al peligro.Mariadne y Ander eran buenos vecinos a pesar de que hace semanas se conocieron. Él se había mudado hace semanas y no se sabía mucho de él. Era coqueto, carismático y algo reservado para hablar de su vida personal.
—ya está Ander— Mariadne le da unas palmadas en la espalda como señal de que su herida fue curada con éxito.
—vale, eres la mejor. No le digas a nadie de esto— dijo serio y sacó su billetera para darle unos cuantos billetes.
—¿Qué? ¡No, no!, no hace falta, no te preocupes.
—tómalo, te lo mereces.Ander se va de la casa de su vecina para seguir con su vida ¿normal? Es que vale, Ander no tiene una vida normal.