XLVII

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—Yo no miento abuelito, tu me enseñaste que es malo y por eso no lo hago pero ellos no quieren creerme—trataba de limpiarse las lágrimas con sus pequeñas palmas

La abuela del pequeño decidió acercarse al ver como este se desmoronaba en llanto—Ya es un poco tarde Jinnie, creo que será mejor que nos vayamos

Negó al escuchar su petición—Yo me quedo—le avisó mientras miraba fijamente al suelo, no le gustaba ver a su abuelita a la cara cuando lloraba porque sabía que eso la hacía ponerse triste

—No puedes quedarte cariño, vas a pescar un resfriado

—Vine preparado—le mencionó al tiempo que sacaba una frasada de su mochila—Quiero quedarme aquí

La mujer se agachó para tocar la mejilla del niño con la palma de su mano—Ya hemos hablado de esto mi amor—cada vez que se llegaba la hora de regresar a casa el pequeño se aferraba a esa idea y su abuela necesitaba casi rogarle para que desistiera—El señor cerrará las puertas en unos minutos—dijo refiriéndose al cuidador del lugar—¿Y no quieres que nos quedemos encerrados en este tenebroso lugar o si?

—Eso no me da miedo—le recordó—Porque estas aquí conmigo, además el abuelo me prometió que siempre nos cuidaría y las promesas no se rompen

Cada vez que el pequeño decía cosas como esa su corazón se enternecia e incluso podría jurar que sentía como si pequeñas lágrimas de felicidad quisieran salir de sus ojos, estaba segura de que algún día ese pequeñito sería un gran hombre, con valores y principios, un caballero en toda la extensión de la palabra y sabía que podria apostar todo lo que tenía a que si su esposo estuviera vivo se sentiría tan orgulloso de SeokJin como lo estaba ella

—Tu le prometiste al abuelo que serías un buen niño, los niños buenos son responsables y hacen sus tareas, y tu pequeño amiguito—le dio un toquesito en la punta de la nariz mientras sonreía—Aún no has hecho las tuyas—al ver que el niño iba a sacar otra cosa de su mochila, la mujer pensó que seguramente se trataría de un cuaderno así que se dispuso a seguir hablando—Y antes de que digas cualquier cosa, no puedes hacerla aquí porque oscurecera pronto

SeokJin se apresuró a pensar en una solución—Podemos ir a la cabaña del abuelo

—¿La que queda como a doscientos kilómetros de aquí?—le cuestionó esperando a que se diera cuenta por si solo de que esa no era una opción

—Si, esa, si nos vamos ahora podríamos llegar y asar unos malvaviscos—le propuso animado recordando las noches de fogata que acostumbraban hacer en ese lugar—Después de eso haría mi tarea—añadió para tratar de persuadirla aún más

—En serio sabes negociar, pequeño—le sonrió mientras revolvía un poco su cabello—Pero aunque es una oferta muy muy tentadora tendré que decir que no, mañana tienes que ir a la escuela además tus padres van a llegar también y apuesto a que quieren pasar todo el tiempo posible contigo—levantó la mochila del suelo—Si quieres después podemos ir todos juntos, ¿no te parece eso mejor?

—Supongo—suspiró rendido por no haber logrado su cometido y agachó la mirada, luego de guardar sus cosas le dio la mano a su abuela para caminar hacia el auto

Mientras la mujer conducía rumbo a casa no podía evitar sentirse la persona más horrible del mundo, técnicamente estaba obligando a un pequeñito a ir a un lugar en el que no hacían más que despreciarlo y aprovechaban hasta la más mínima oportunidad para hacerlo sentir mal, ese adorable niño no merecía ni siquiera una pizca de todo el odio que le dirigían y ella ya estaba cansada, cansada de tener que ver esa mirada triste en sus ojos, de tener que esforzarse para darle una explicación que minimizará el comportamiento ajeno y que de esa manera no se culpara a si mismo por ser el blanco de cada comentario ofensivo en esa casa pero sobretodo estaba cansada de ser consciente de lo que ocurría y no poder hacer nada

=| I Dream Of You |=[Namjin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora