CAPÍTULO 58

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furiosamente—. ¡Cierra la tienda! —El Jefe Mu estaba extremadamente molesto mientras seguía con su
retahíla—. ¡Qué día más desafortunado! Apenas gané algo.

¡Joder, qué mala suerte!


En las bulliciosas calles de Xian Yan, había grandes multitudes por doquier, examinando bienes que
estaban siendo vendidos por mercaderes extranjeros.

Ocasionalmente, uno podía ver gente vendiendo cuando
algo captaba su atención. El mercader que tenía una tienda ante la tienda de esclavos tenía un buen día mientras sonreía de oreja a oreja.

De repente, sus ojos se iluminaron de nuevo. Vio a un joven maestro que había pasado esa mañana y vuelto con una siniestra mirada en la cara.

Los civiles normales tenían una vida de aburrimiento, así que eran arrastrados a incidentes que trajeran chismes. Divertido, estiró el cuello para observar.

Justo cuando Zhuge Yue había llegado a la tienda de esclavos, el Jefe Mu ya había cerrado y estaba
listo para irse. Yue Qi lo atrapó, y sombríamente dijo:

—Por favor, detente.

El Jefe Mu había visto a numerosos clientes, y tenía agudos sentidos para decir quien iba cargado y
quien era pobre de un solo vistazo.

Naturalmente, reconoció que este hombre acabara de comprar varias esclavas sin preguntar el precio.

Por supuesto, no osaría perder tal cliente potencial, así de inmediato avanzó y preguntó:

—Joven Maestro, ¿qué puedo hacer por usted?

Zhuge Yue lo ignoró y con cara larga, caminó hacia la panda de esclavos que estaban atados al fondo.

El Jefe Mu estaba sorprendido, y rápidamente lo siguió.

—Oh, joven maestro, ¿qué…?
Whoosh! Yue Qi levantó su funda hasta el cuello del Jefe Mu y, sin ninguna simpatía, siseó con
gravedad:

—Detente aquí. ¿Te pedimos que te acerques a él?

El jefe Mu se frotó ansiosamente las palmas. Al ser tan cauteloso durante todos estos años, su
experiencia le dijo que estas personas, aunque cargadas, también eran personas a las que nunca podría ofender.

Al cabo de un rato, el joven regresó y se paró frente al Jefe Mu.

Preguntó:

—¿Están todos tus esclavos aquí?

—Sí, todos estaban aquí. Estaba a punto de cerrar por hoy. Incluso las jaulas de la parte de atrás fueron traídas. Joven maestro, ¿le llamó la atención algún esclavo? La ceja de Zhuge Yue se frunció gradualmente, y permaneció en silencio durante bastante tiempo.

Después de reflexionar profundamente, volvió a preguntar con firmeza:

—¿Estás seguro de que todos están aquí?

Una frase tan corta, pero hizo que el Jefe Mu estallase en sudor frío.

Él asintió en pánico, y respondió:

—Sí, joven maestro, cada uno de ellos está aquí. No me atrevo a mentirle.

Zhu Cheng ya entendió lo que estaba pasando. Lentamente avanzó y le dijo a Zhuge Yue:

—Maestro, ¿podría ser que viste mal? Teniendo en cuenta las habilidades de la señorita Xing’er,
¿cómo podrían lograr atraparla?
Zhuge Yue se quedó sin habla, y completamente inmóvil en consideración. El sol del mediodía
iluminaba los alrededores con una sombra de color amarillo mientras Zhuge Yue estaba tan quieto y distante

Continuará

💔THE LEGEND OF CHU QIAO (TOMO 4,FINALIZED)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora