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Auron veía su reflejo sobre el suelo de cristal de su habitación viendo el correr de sus lágrimas chocando contra las baldosas coloridas del mismo sintiéndose impotente, y atrapado en ese lugar.

—Hermano Auron.

Él cubrió su rostro contra la manga suelta de sus túnicas para enviarse la vergüenza de verse descubierto en ese momento de debilidad y ser burlando, ¿por qué no podía simplemente perecer en el Nether? Auron deseaba con toda su alma dejar de existir, su vida mortal fue una basura, ¿por qué está no sería igual?

—Felicidades.

Eso lo hizo levantar la vista y descubrirse lo suficiente para ver por primera vez, ese rostro divino dirigirle una sonrisa cálida capaz de calmar su alma con solo recibir la atención de ese par de ojos oscuros brillosos.

—Conservaste la pureza de tú alma hasta el último suspiro, felicidades — él dio una reverencia respetuosa. — Bienvenido, hermano Auron.

—Mi nombre es Miguel Ángel y esperó ser un buen maestro para este ejemplar alumno.

Miguel Ángel ofreció una mano gentil para ayudarlo a levantarse del suelo, un simple gesto tan simple y sencillo, lo hizo aceptar aunque su orgullo deseará rechazar su amabilidad... No pudo, no encontró la fuerza, ni la necesidad para hacerlo en ese momento y menos, a ese ángel.

Al ángel más cercano de los Dioses.

~°~


"Él elegido de los Dioses te guiará en tu tarea."

Los Dioses fueron bondadosos en ofrecerle un TP frente a las puertas de la Iglesia de Karmaland durante el amanecer con la intención de no retrasarlo en su tarea de purificar el pueblo.

—¿Quién es él elegido de los Dioses? — Pensó en voz alta.

"Uno de los seis caballeros de ascendidos a la gracia de la inmortalidad. Él guerrero con Skin de Oso y comportamiento infantil. Un Otaku en pocas palabras, lo reconocerás de inmediato." —Los Dioses no dieron más detalles era casi como sino quisieran hablar de él.

La mejor virtud de un sirviente es sin duda saber esperar, pero Auron se encontró por primera vez dispuesto a desafiar a los mandatos de los Dioses y emprender está ardua tarea por su propia cuenta cuando el ocaso caía en los límites del pueblo, dando por finalizado un día, uno que desperdicio de pie frente a las puertas de la Iglesia.

"¿Dónde está?" Quería gritar de la impotencia y la indignación, Auron golpeó el piso con la suela de su bota furioso antes de dar el primer paso hacia el bosque. "¿Qué es más importante que la prosperidad de su pueblo?" Él sirviente avanzó entre los pueblerinos sin presentarles atención más concentrado en ir al bosque y comenzar la limpieza por su cuenta.

—¡Guardias detengan el ladrón! — Bramó la voz gruesa de una bella doncella desde lo alto de su balcón.

La doncella poseía rasgos esquistos para cualquier hombre con facciones definidas, ojos cuál jades brillantes y tentadores, pero oscurecidos por las sombras que rodeaban su corazón podrido lleno de maldad atrajó al sirviente de los Dioses acercarse más para ver mejor la aura de la doncella.

"¿Cómo alguien con un corazón tan oscuro puede poseer una aura tan brillante y atrayente?" Se preguntó Auron maravillado por la pureza de su alma.

—¡Guardias!

Auron salió de su trance al sentirse arrastrado por la multitud de pueblerinos abriendo espacio para mostrar al supuesto "ladrón" ser golpeado con fuerza por la porra de un oficial y ser pisoteado por la pesada suela del otro, "¿qué estaba sucediendo aquí?"

RubiusPlay | |•°Dizzy°• | | MangelitoPlayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora