Summer;05

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[Capítulo 5]

POV Mar.

—me queda como el culo —se quejó Luciana mirando su short rojo por el espejo de cuerpo completo —

Rodé mis ojos y solté mi celular.

—te queda re lindo —insistí —te hace tremendo orto.

Se miro otra vez y trató  de auto convencerse.

—¿me plancho el pelo? —pregunto —

Asenti mientras le estiraba mi mano con la planchita en ella.

Era viernes y íbamos a salir a un cheboli de por ahí cerca, debíamos vestirnos de rojo para poder entrar, era una paja pero estaba bueno dentro de todo.

Me termine de poner el rimel y ayude a mi rubia amiga a aliarse  su largo cabello dorado, me encantaba lo suabe que era.

Saco su celular y nos tomó una foto enfrente el espejo mientras yo planchaba su pelo, la subió a instagram con una frase que decía "lindas diablitas disfrazadas de Ángeles", medio choto pero le explotaba la cacilla de mensajes respondiendo la historia.

Salimos despues de la tercera vez que Simón  golpeaba  nuestra puerta, el pelirrojo se veía hermoso con sus Jean rojo, tenía a su favor el color de  su pelo.

—siento que me enamore —brome mientras lo chiflaba —

—bebé, tan lindo y solito —chamuyo la rubia pasando un brazo por los hombros de Simón —

El sólo se río.

—les voy a decir a sus novios —acusó —

Se dio media vuelta y camino hasta la cocina llevandose con el, el rico aroma a su perfume caro.

—¡mi único novio sos vos, bombón! —le grite y en respuesta escuché su risa —

Segundos después sentí mis piernas temblar,  Ignacio venía junto al Colorado y el Rubio, traía zapatilla Rojas al igual que su remera y el Jean blanco rasgado que le había regalado para su cumpleaños.

—¡no tengo problema en hacer trío! —le guiñe el ojo a los dos chico —lindo, a vos no te tocó porque sos de la loca aquella —le hable a valentin para  luego  señalar a mi amiga que estaba sentada en la mesa —

—vos no te hagas la viva que sos mia —bromeo ignacio apretando mi cachetes de la cara y pasar uno  de sus brazos por mis hombros —

Salimos despues de haber boludeado un rato,  pedimos un uber porque a Simón  le daba cagaso dejar su camioneta afuer del cheboli.

Ignacio subió de copiloto y nosotros cuatro fuimos atrás,  la señora, buena onda, nos contó un poco de lo que podíamos hacer durante la semana por la pequeña ciudad, no fue mucho lo que nos dijo, pues en quince minutos no pudo hablar mucho.

El cheboli quedaba al rededor de diez o mas cuadras, no era lejos pero las calles eran  bastante largas.

Bajamos y pagaron entre los chicos el uber, de vuelta nos tocaba a mi y a Luciana hacerlo.

Entramos sin problemas, los patobas  nos dejaron entrar de una en cuanto vieron a Valentín y a ignacio, al parecer conocían su música.

La gente bailaba tranquila y nadie salía de lo común, todos bestian de rojo, parecían hormigas bailando al ritmo de la música que ponía el dj.

Luciana y Simón se perdieron haciendo fila para comprar algo de tomar, en lo que nosotros tres nos adentrabamos a la pista.

La cumbia villera era de mis favorita, Valentín bailaba casi pegado al piso moviéndose al ritmo de la cumbia, Ignacio que estaba detrás míos me tomaba de la cintura en lo que íbamos meneando para abajo casi pegados.

La rubia y el colorado llegaron con tres vasos grandes de distintas bebidas; fernet, Smirnoff y campari.

A medida que pasaba la noche los tres vasos circulaban entre los cinco, que no dejábamos de bailar.

—¡wacho! —llamó nuestra atención Nacho a los gritos —¡voy a buscar algo más para tomar!

Camino haciéndose paso entre la gente hasta que desapareció de mi vista.

Empezó a sonar ocho cuarenta, un cuartetazo de Rodrigo,  sin pensarlo dos veces  tomé la mano del colorado  y lo obligue a bailar con migo cuarteto.

Luciana y Valentín imitaban mi acción y bailaban los dos juntos, más de lo normal.

Pasaron algunos canciónes y Ignacio no volvió,  estaba apunto de ir lo a buscar, pero lo divise  un poco mas alejado bailando con una rubia de piernas flacas y largas.

—déjalo —habló en mi oído Simón —

Me dio un vueltita y seguimos bailando, ahora al ritmo de otro temon de Rodrigo.

Cada tanto volteba para ver a Ignacio que le susurraba cosas al oído de la rubia.

Lucían y Valentín fueron por más fernet a la Barra del barman del cheboli.

La Music cambio a perreo brasileño.

Bajo el efecto del alcohol que había consumido, y consciente que a quien le perreraba era alguien de confianza, empecé a frotar mi falda engomada roja sobre el bulto que teni bajo su pantalon, Simón.

Le moví mi culo y incluso lo pegue a su bulto por un largo tiempo, hasta que vi a la rubia, de inmediato me separe para quitarle de su mano un vaso de fernet con Coca-Cola.

Se me paso volando las horas, cuando quise darme cuenta Simón me hablaba al oído.

—son la seis, tenemos que irnos —asenti con mi cabeza y le di mi mano —

Le agradecí mentalmente que la tomará y me llevara junto a el, de otra forma me iba a perder, y no porque estará en pedo, sino que tenía una especialidad en perderme entre la gente.

Cuando el aire fresco Chocó con mi cuerpo un escalofrío casi instantáneamente  recorrió todo mi cuerpo.

—vamos  caminando, no tengo un peso —dijo media aturdida Luciana —

—yo menos.

Los dos chicos asistieron y empezaron a caminar, dejándome a mi atrás, al percatarse se volteron y me miraron sin entender.

—¿no vamos a esperar a Nacho? —pregunté —

—no, dijo que nos fuéramos —explicó Valentín desde su lugar —creo que se iba con una minita.

Luciana lo golpeó para que callara, pero al final ya lo había dicho.

No es cosa nueva mis sentimientos por el morocho, todos de saban cuenta a excepción de el, que parecía estar ciego o se hacía el que no sabía de la existencia de mi admiración.

Caminamos en cilencio por las desolados y cilenciosas calles de la ciudad, habíamos tardado unos veinte minutos en llegar hasta el hotel.

Valentín que parecía cansado y con el alcohol en la sangre, subió en el elevador sin quejarse.

Cundo estuve  en mi pieza me saque los infernales zapatos y sin ningún tipo de ganas de cambiarme, me tiré en la cama.

Luciana se quedó en la sala,  dijo que iba a tomar un café y no se que más, por lo cual no hubo ruido en la pieza y eso me hizo conciliar el sueño mas rápido de lo que esperaba.

Summer; EckoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora