12: Tintes

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JiMin había pasado dos días completos en la escuela teniendo encuentros sexuales con TaeHyung y YoonGi, en los que lo hacían en los salones de clase (asegurándose que nada lo grabara), en los cuartos de limpieza y hasta en el maldito baño de la oficina general.

Betty sabía de esto y con el rubio era cómplice, incluso tenían una señal que consistía en Betty haciendo un ruido de pájaro cuando el director se acercaba o había moros en la costa. TaeHyung sentía la inmensa necesidad de comerse al rubio cada que podía, el mayor sabía en lo que se estaba metiendo pero ya había hablado con su terapeuta sobre JiMin, le había recomendado hacer ejercicios mentales pensando en cómo creía que era la relación con el menor pues quizá JiMin no sería una amenaza para su problema en el pasado.

Antes, TaeHyung había tenido crisis ninfomaníacas en las que durante semanas amanecía en camas distintas sin saber que había pasado, incluso una vez terminó en el hospital por un desquiciado amante que lo había lastimado de más durante el acto sadomasoquista. TaeHyung fue apoyado por sus amigos y se metió en rehabilitación para poder tomar el control de nuevo en su vida, no fue hasta que las regordetas mejillas de JiMin aparecieron haciendo que el mayor volviera a caer ante la lujuria que le provocaba el chiquillo pero esta vez se sentía diferente, se sentía como si JiMin no fuese una droga, sino una cura. 

Cada que TaeHyung escuchaba sus gemidos era como si no quisiera oír los de alguien más, le encantaba sentirse tan fresco y libre cuando terminaba dentro del rubio, él de verdad creía que JiMin no era de este mundo. 

El chico se paseaba por los pasillos feliz después de una sesión de besos con YoonGi detrás del primer edificio, la adrenalina que había sentido impulsó todas las sonrisas que le dedicó a su grupo de niños pequeños durante el receso. 

- Estás muy sonriente, ChimChim - dijo Soobin mientras comía sus fideos en la banca que todos compartían en el patio.

- El día es soleado y fresco, ¿por qué no habría que sonreír? - preguntó el rubio mirando al cielo sin quitar la sonrisa de su cara. YeonJun lo miró.

- ¿Crees que puedas ir hoy al gimnasio? Los candidatos finales daremos nuestras propuestas. - preguntó el pelinegro invitándole de su fruta, JiMin la aceptó. 

- Sí, te echaré porras - respondió asintiendo frenéticamente, la sana compañía de los chicos llenaba de felicidad al rubio y también a su estómago, los chicos siempre le invitaban comida.

- Joven Park, que gusto encontrarlo - la voz de Lisa Manoban hizo que JiMin la mirara aún sonriente, ni siquiera ella podía despojarle la felicidad que tenía.

- ¡Maestra, Lisa! - chilló el rubio terminando la fruta de YeonJun. 

- Venía a preguntar si tenías cinco minutos para hacerte unas preguntas, sólo de rutina - explicó mientras metía sus manos a la gabardina que traía sonriendo.

JiMin asintió y la mujer le indicó que lo siguiera hasta la oficina general donde se suponía que se encontraba la suya propia. Al llegar Betty saludó al rubio y los dos entraron a la oficina del fondo donde había un mar de papeles, la chica le dio una silla a JiMin y ella se sentó en el escritorio mirando la oficina.

- Aún no termino de limpiarla, perdón por eso - suspiró y el rubio asintió jugando con sus manos - Bien, ¿cuántos años tienes? 

La chica sacó una libreta y bolígrafo. 

- Dieciocho. 

- ¿Tienes algún pasatiempo? 

- Ver la televisión - la pelirroja soltó una risita y lo anotó en su libreta. 

Buenas NotasWhere stories live. Discover now