Disclaimer: Kimetsu no Yaiba no me pertenece, sino, todo seria más homosexual y habría unas cuantas parejitas canon.
Summary: Donde Tanjiro y Zenitsu se gustan mutuamente y ambos lo saben, solo faltaba que alguien diera el primer paso.
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Zenitsu cuando estaba con Tanjiro olía a frutas dulces, al sol y la tierra mojada. Olía a vida y a hogar y cada vez que reía veía el amanecer en sus ojos.
Cuando Tanjiro estaba con Zenitsu su latido era gentil pero enérgico, era como una canción para los oídos del rubio, uno que lo calmaba y le dejaba un sentimiento cálido en el pecho. Era como si sus latidos le acogieran y calmaran todos sus miedos.
Todo de Tanjiro era gentil y cálido, su sonrisa, sus manos, su corazón.
Ambos se dieron cuenta rápidamente que se gustaban, pero ninguno decía nada, era como un acuerdo mutuo de silencio, disfrutaban el tiempo juntos: Se sentaban lado a lado durante horas y se tomaban de las manos, disfrutando del tacto del otro. Cuando Zenitsu soltaba un olor triste y amargo, que raspaba su garganta y tapaba por completo el olor frutal, Tanjiro dejaba su mano sobre sus suaves cabellos rubios y lo acariciaba, así, poco a poco llegaba el olor a tranquilidad, a fresas y mangos, a algo dulce pero tranquilo, como el océano en calma, y cuando lograba calmarlo y le sonreía, poco a poco el amanecer volvía a sus ojos. Volvía a oler a hogar.
Cuando los latidos de Tanjiro se volvían pesados, cuando sonaban tristes o desesperados muchas veces Zenitsu no sabía que hacer o decir, solo podía sentarse a su lado y aferrarse a su mano, dando suaves caricias, a veces arrodillándose a su lado y abrazándolo por largos minutos, horas, dejando su rostro escondido en su cuello, sin saber que para Tanjiro eso era todo lo que necesitaba, con solo estar a su lado era suficiente.
Aunque siempre había una pequeña parte en ellos que deseaba más.
No saben bien quien dio el primer paso, tal vez fue Tanjiro, tal vez Zenitsu, tal vez los ambos.
Pero realmente quien les ayudo a dar el primer paso fue Inosuke.
Gracias al increíble olfato de Tanjiro y los sensibles oídos de Zenitsu siempre se las arreglaron para huir o rodear las tormentas. Encontrarse con una mayormente era innecesario, agotador y volvía los viajes más largos cuando mayormente ellos trabajaban contra el tiempo, mientras mas se demorarán mayor probabilidad había que hubiera más muertes.
Pero la naturaleza era impredecible y más pronto que tarde se encontraron en una tormenta que ninguno pudo predecir. Los encontró a media noche en una posada de los cazadores, una zona segura, pero para Zenitsu en esos momentos sentía que era mucho más seguro hacer un hueco debajo de la tierra y esconderse allí.
El rubio estaba haciendo todo lo posible para no despertar a sus amigos, pero no podía controlar los temblores de su cuerpo y del todo sus sollozos, se encogía cada vez más sobre sí mismo, como si esperara en algún momento hacerse tan pequeño que podría desaparecer.
Y de repente, uno, dos, tres truenos rompieron el silencio de la noche causando que el rubio jadeara en voz alta y lágrimas empezaron a salir de sus ojos, a los pocos segundos el cielo se ilumino brevemente.
No.
No.
No, no, no, no, no.
Su cuerpo repentinamente se tensó y tan rápido como vino la luz se fue, trayendo consigo recuerdos que nunca iba a poder olvidar.
El dolor, el sentir cada musculo de su cuerpo tensarse, un dolor tan grande que por segundos dejas de sentir, tu conciencia se va, pero todo vuelve.
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El Amanecer Aparece En Tu Piel [TanZen]
RomanceDonde Tanjiro y Zenitsu se gustan mutuamente y ambos lo saben, solo faltaba que alguien diera el primer paso.