Los orígenes de la oscuridad

El Monstruo ha despertado... 8... Los orígenes de la oscuridad

“Inertes pensamientos de destrucción aguardando silenciosamente dentro de la mente, soy la bestia que esperaba ser liberada te preguntáis ¿Qué deseo?, bien  os lo diré deseo que todo aquello que alguna vez te ha lastimado sucumba ante mí, ¿Por qué?.. Pues soy yo aquel ser que habitaba en tu mente soy el reflejo de ti, no me creéis intenta probarme pues incluso a ti mismo te volcaría dentro de mi propio caos.. Solo dejadme ser el medio para continuar tu legado… y si aún me teméis después de esto no te culpo pues eso deberías hacer…”  

    

Estaba yo ahí frete a ella dispuesto a eliminarle en ese instante vi en su cara ese terror que me hizo querer ver que tanto miedo podía causarle así que no le mate en ese instante, un error que pagaría con el tiempo, pero decidí mejor castigarle de otra forma lastimando su ego,  así como ella había pisoteado el mío, me dispuse a jugar un poco con ella haciéndole creer que su treta había funcionado, este nuevo despertar que había sido un regalo de quien quería verme destruido por la demencia, pues en efecto había funcionado, de mí se desprendió un ser distinto poderoso y completamente fuera de control ya se los había dicho nunca fui alguien bondadoso, siempre fui caprichoso cual príncipe era, así había sido educado por mi padre,  sin embargo esta nueva maldad sobrepasaba por completo mis propios límites, no podía contenerme era un niño jugando a ser un ser de oscuridad hasta que la misma oscuridad me abrazo y despertó esa sed de muerte y destrucción. Ahora solo el terror y la sublime perversidad florecía más de este cuerpo que se dejó seducir por el caos, estaba delirando por las melodías de muerte que los nigromantes habían hecho especialmente para mí.

Después de usar su cuerpo de esa mujer a mi antojo saciando mi virilidad hasta el hartazgo deleitarme  con aquella sangre poderosa de la más pura he irresistible probada en antaño, le deje postrada sobre aquel sucio calabozo donde ya había perdido la cuenta de cuantos días había permanecido en cautiverio, su piel blanca manchada de sangre y sudor cubierta de ese aroma a desesperación y deseo hacían que me enfrascara más en mis propias desesperaciones ese linaje el cual nos unía estaba intentando quebrarse.

-Bien mi querida Condesa estas consiente que has despertado a la bestia que yacía dormida en mis pensamientos, será ahora cuando usted suplique clemencia, he aprendido la lección más valiosa que mi madre podría otórgame ¿no es así?  Estáis satisfecha ahora tomad esto como una advertencia no os atreváis a traicionarme pues sufriréis las calamidades del mismo infierno en su alma, pero ¿sabéis que es lo mejor? los malolientes sentimientos que habitaban en mi hacia su persona han perecido, ahora solo soy quien pondrá los límites de mi propio destino, debo agradeceros pues sin usted el monstruo con seguridad estaría durmiendo en mi interior, y para satisfacción de usted he aprendido mi lección una lección que no olvidare, tal vez el vástago ha superado a su propia sangre, le dejare vivir solo para regocijo de mi propio ego, pues podrá disfrutar ahora de la deshonra y la asfixiante agonía de ver sus ideales pisoteados por mí, no volvíais a aparecer frente a mí, pues de ser así no tendré misericordia alguna sobre usted, Madre ¿estáis conforme? Si queréis morir acabad usted misma con vuestra vida ya que no ensuciare mis manos con tan poca escoria. Pase una eternidad ahogada en su propia inmundicia viva con la condena, esa misma a la que me ha conferido.

Partí de ahí dejándole inmóvil ya no soportaba ver esa cara frente a mí, las traiciones no las olvido y en vísperas de la guerra tenía que planear el contrataque esta vez ellos habían dado el primer golpe pero no dejaría que atacaran más a mi clan, el consejo de ancianos estaría a mi disposición ahora pues se había descubierto la traición de aquella a quien juramos proteger, era momento de incendiar la hoguera y arrojarla al fuego.