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Había una vez un príncipe bajo la lluvia llorando de rodillas frente la tumba de su madre, había fallecido ya días, pero así como el pueblo no aceptaban su partida. La reina era una mujer sencilla que velaba siempre por el bienestar de los demás, aun estando enferma siguió firme ayudando a su prójimo.
De pronto llega la nana y le dice al príncipe.
-Nana: mi niño querido, seca tus lagrimas ya de seguro a mama no le gustara que su mayor tesoro este llorando. Ven mi niño (lo abraza), te daré un baño y me quedaré contándote un cuento.
-Príncipe Carlos: está bien nana, igual a mi padre no le gustara verme así.
Juntos de fueron al palacio, llegando la nana bañaba al príncipe cantado la música que su madre le cantaba cuando lo hacía.
-Nana: Le dijo quita esos lagrimones, tu mami era muy feliz siempre, recuérdala sonriente.
-Príncipe Carlos: si tienes razón nana, yo voy hacer que mi mama este siempre orgullosa de mi desde el cielo.
Ese mismo día el príncipe prometió seguir con el legado de su mama, sin importar lo que opine sus familiares de la realeza. Sin desobligarse de su obligación como príncipe.
Al día siguiente con la edad de 8 años, le pidió a su padre que de regalo de cumpleaños lo enviara a un orfanato por una semana, el rey se negó. Diciendo lo siguiente:
Rey: pero hijo prefieres pasar ese gran día en medio de unos sucios niños. Pídeme cualquier cosa menos eso.
Príncipe Carlos: papa mama te está viendo desde el cielo, es lo que más Ancio, yo no tengo amigos, por favor papa.
Rey: no cambiare mi orden hijo. He dicho que no.
El príncipe quería ayudar a los niños de su edad, había escuchado que uno de los orfanatos del pueblo estaba en las peores condiciones y quería ayudar. Ya que el tenia tanto y ellos tan poco. Así que ideo un plan. Saldría un día a escondidas del palacio sin dejar rastro, para que su padre no se diera cuenta de su ausencia, y estado allí fingiría no tener hogar. Su nana lo sabía todo y ella lo ayudaría pero con la condición de llevar siempre un guardia.
Primero dejo que las aguas se calmen, que su padre se olvidara de su petición y también que pasara su fiesta de cumpleaños.
Una noche el príncipe salió con una capa de su habitación y caminando tan silenciosamente él pudo lograr salir del palacio sin que ninguno de los guardias de su padre se diera cuenta. Llegó con su escolta a El orfanato y le dijo:
Príncipe Carlos: déjame aquí usted hágase pasar por alguien más.
Escolta: si mi príncipe.
Estando allí el príncipe toco a la puerta y la abrió una monjita qué le dijo:
Monja: Niño lindo que haces a esta hora recibiendo frío
príncipe Carlos: no tengo hogar, pasó las noches ansiando tener uno.
