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La boda empezó, la princesa venia así el en el altar. Ella le sonrió y el en el oído le dijo sígueme la corriente, Vamos a salir de esta.
El padre estaba diciendo las palabras claves, quien se opone a esta boda hable ahora o calle para siempre. De pronto entro una mujer por la puerta principal de la iglesia y dio yo me opongo. Todo mundo se quedó atónito. Era la reina, todo mundo se quedó impresionado, creían que estaba muerta o eso pensaba. Se dirigió a los demás, no soy la reina, mi nombre es Mirta, y yo me opongo a que estos chicos se unan cuando no sienten edad de amor del uno para el otro.
El rey no decía una palabra, estaba asombrado Mirta era su gran amor de su juventud que al igual que su hijo lo habían casado a él por obligación dejando atrás a Mirta. Tenían un extraordinario parecido con la reina. Mirta se dirigió al rey:
Mirta: no hagas esto, nosotros no pudimos ser felices porque no estaba en nuestras manos, pero ahora ellos dependen de tu elección, recuerda lo mucho que sufrimos, no le hagas lo mismo a tu hijo. Abrazo al rey y él se dejó, rodaron lágrimas de su rostro y besando a su gran amor, le dijo hijo lo siento, me convertí en nuca he querido mi padre. Y anuncio:
Rey: ¡esta boda no se efectuará!, el verdadero amor es el que prevalece ante las circunstancias, hijo encontraste una buena mujer te felicito, déjame decirte, le ofrecí una gran cantidad de dinero, joyas y demás, pero ella no acepto nada. Por eso hice que la amordazaran. Se dirigió a uno de sus guardias y dijo tráiganla.
Guardia: si mi Rey, l saco de una habitación y la llevo al frente, Melany estaba en la misma iglesia.
Melany: ¡Carlos! Corrió hacia el abrazándolo fuertemente.
Príncipe: Amir ya nadie nos separa.
Al poco tiempo el rey y Mirta se casaron junto al príncipe Carlos y Melany. Y así vivieron felices, él rey se dio cuenta de lo que hablaba su esposa, no importa la clase social, si son morenitos o blanquitos, pequeños o grandes de estatura cada persona tiene su valor por sus acciones.
