capítulo 2

5 0 0
                                    

Luego de llegar al departamento que alquilaron y acomodar todas sus cosas, se sentaron alrededor de la redonda mesa que había en el comedor para descansar un momento. En su primer día de estadía no tenían pensado hacer mucho. Con el tema de recién terminar el viaje, llegar y tener que ordenar todo y estar cansados, no harían nada hasta la entrada de la noche. Así que decidieron pasar el rato jugando al Uno.

— ¡Bum! ¡Más cuatro! ¡En tu cara! — gritó Ariel saltando de su silla, literalmente golpeando la carta contra la mesa. Mateo, quién fue el que recibió la traición de su amigo, se quedó en blanco mientras revisaba sus propias cartas una y otra vez, sin encontrar ninguna ayuda.

— ... Pero... Pensé que éramos amigos...

— ¡JAJAJAJA! ¡¿Qué hablas?! ¡Si yo soy el que va a ganar el juego!

Mientras Ariel celebraba y Mateo agarraba sus cuatro cartas del maso, Bautista volvía a rellenar seis vasos con gaseosa. Todos estaban jugando y pasándola bien, de forma tranquila y ociosa, con el ruido de la televisión encendida de fondo.

— mierda

Bueno. No todos estaban tan bien. Gaby insultó monótona mientras apagaba su celular y lo dejó caer sobre la mesa. Agarrando el puente de su nariz con frustración.

— ¿Qué pasó? — preguntó Mateo preocupado. Ella suspiró antes de hablar:

— mí hermana, desaprobó un examen suyo... Es la segunda vez ya, aunque puede prepararlo para febrero todavía. Pero cada vez está más decaída... Dios, me duele la cabeza de solo pensar cómo estará.

— ahh... ¿Que estaba estudiando tu hermana?

— diseño de indumentaria

— ohh... No conozco a nadie que sepa sobre esa carrera. Lo siento

— no hay problema, ya tiene ella que arreglarse de alguna forma. Le dije que pida ayuda a otros con más experiencia. Solo está en si quiere hacerme caso o no — habló irritada, pero con un deje de tristeza en el fondo.

La conversación se fue diluyendo y extendiéndose por las ramas, olvidando poco a poco el juego, los demás se sumaron contando distintas anécdotas de sus carreras o sus fracasos en algún exámen o presentación oral. Pero Ariel se quedó callado al escuchar a Gabriela, e hizo oído sordo para el resto. Algo hacía eco en su mente, había algo pero no lograba recordar qué. Solo sabía que tenía algo que ver con la universidad... ¿Una tesis? ¿Algún trabajo? ...

¡Ah!

— ¡Ya sé! — gritó convencido y chasqueó sus dedos. Todos se le quedaron viendo cómo bicho raro, y él se rió al darse cuenta lo extraño que debió quedar. — me acordé de algo... — señaló a Mateo con dedo acusador — y es que ¡vos vas a hacer tu proyecto acá! ¡Me lo dijo Gabriela! ¿Porqué no lo dijiste antes? — demandó. Mateo se retrajo sobre si mismo apenado. Él era alguien simple y amable, algo tímido también, lo que provocó que no quisiera decir nada acerca de eso. Gabriela no tendría que saberlo tampoco, pero se le escapó cuando estaba hablando con ella antes de subir al autobus.

— dijiste que no dirías nada... — le murmuró molesto, incómodo más bien, pero Gaby solo dijo un perdón silencioso juntando sus manos en forma de disculpa. Él suspiró y revolvió su cabello rizado, realmente no quería molestarlos con algo así.
— sí, tenés razón... A unos kilómetros por la ruta 12 hay un hotel abandonado desde el 2001. Estuve investigando su geografía e historia y resultó ser realmente conveniente para mí proyecto. Tan solo tenía pensado ir allí y grabar unas cuantas cosas, volver y hacer como que no pasó nada... No quería molestar, solo iría un par de horas y listo, yo-

la opción más viableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora