02

7K 867 25
                                    

Ya era casi una rutina en la vida de Jimin. Una vez a la semana salía a comer con JungKook, compartían historias y se conocían un poco más, pero nunca hablaban sobre el trabajo o algo más. JungKook se ofrecía a llevarlo a la estación y se besaban como adolescentes en la parte de atrás de su auto.

Nunca cambiaban nada del plan, siempre era lo mismo. Y Jimin no sabía cómo sentirse al respecto, algo crecía dentro de él, una especie de aprecio que no podía negar.

Ya se sentía muy cercano de JungKook, a sus historias de infancia, a la familia que dejó atrás, al niño dentro de él que había soñado con ser cantante. Sabía tanto de JungKook, pero a la vez tan poco. Lo quería. Lo quería demasiado. Pero no sabía qué era lo que sentía el otro o si quería llevar las cosas más allá. E incluso si era así, ¿cómo lo harían para no ignorar lo diferente que eran sus vidas?

— Hey, Park ¿Vamos por una cerveza? — Jimin levanta la vista del papeleo que estaba haciendo del último caso. Tres chicas que murieron en medio de un tiroteo entre pandillas distintas.

Jimin bajó la vista y observó las fotos de las tres chicas muertas y pensó "Al diablo, necesito esa cerveza".

— Vamos.

Eran un pequeño grupo de detectives, y se dirigieron al bar más cercano que había a la estación. "Station One" era el bar que siempre estaba habituado por policías y fiscales, generalmente el lugar estaba lleno luego de jornadas duras de trabajo, como era el caso de la unidad de homicidios de Seúl.

Las noches de bar por lo general se repetían como un círculo. Se comenzaba como una noche divertida para ocultar lo amargo del trabajo, las rondas de cerveza comenzaban a correr mientras las horas pasaban y cuando alguien ya estaba lo suficientemente borracho, comenzaban las historias oscuras. Una vez fue Hanbin, quien contó entre silencios muertos como le había afectado el homicidio de un chico de su vecindario. Una vez fue Junmyeon, quien contó como en sus años de servicio, más de una vez un homicida le había apuntado con la pistola en la frente. Otras veces fue TaeHyung, quien al ser uno de los más nuevos, siempre le era difícil ver los cuerpos sin vida.

También otras veces era Jimin, quien cada día perdía la fe en la sociedad que él mismo protegía, al ver familias rotas por padres abusivos, al ver como entre las personas se mataban, al ver como habían asesinos seriales. Tenía tantos motivos para dejar de creer en las personas.

Por eso mismo se encontraba con el resto de los detectives ahogando sus penas.

— ¿Qué pasó con el caso de las tres chicas, Park?

La voz de un detective llamó su atención y no pudo evitar suspirar. — Balística no pudo identificar el arma, y cuando los superiores se dieron cuenta que era un homicidio entre pandillas, pasaron el caso a la unidad de vicios. Lo último que supe, es que ellos cerrarán el caso y no seguirán investigando por falta de pruebas.

La amargura se notaba en su voz y no tenía intenciones de ocultarla. Odiaba saber que habían policías que no querían seguir presionando, que no les interesaba llegar al fondo de la situación y preferían hacerse cargo de otros asuntos.

— Lamento escuchar eso...

Fue el único consuelo que podía recibir, y lo sabía. Este trabajo era así, pocas veces te ibas con una buena sensación en el pecho, era una mierda, pero era lo que había escogido para vivir.

Ya había perdido la cuenta en qué ronda de tragos iba, pero tenía claro que sus sentidos ya estaban fallando. Mientras se acercaba al bar para pedir otra ronda, sintió un tirón en su traje y se giró para encontrarse con el rostro de JungKook. Primero sintió alivio de verlo luego de ese duro día, pero después confusión y espanto de verlo en un bar de policías.

No fueron necesarias las palabras y juntos salieron hacia el callejón al costado del bar, donde lo primero que hicieron fue besarse. JungKook lo presionó contra una muralla y a Jimin poco le importó ensuciarse, solo quería fundirse en los labios ajenos.

— ¿Día difícil?

— Sí, ¿tú igual?

— Sí.

A veces pasaba eso, querer sacarlo todo del sistema y la única solución era esta o ahogarse en sus penas. Jimin nunca le preguntaba a JungKook qué significaba un día difícil con exactitud, pero cuando se salían de su esquema, estaba seguro que algo no era normal.

— ¿Quieres ir a cenar? — JungKook posa una mano en su mejilla y lo acaricia. Aún con sus cuerpos pegados, en aquel sucio callejón.

— ¿De nuevo? — Jimin lo contemplaba con tranquilidad, aunque su mente comenzó a pensar en todas las inseguridades que tenía con respecto a ellos.

— ¿Qué otra cosa más propones? ¿Ir a mi apartamento? — Dice acompañado de una suave risa que se corta al no ver ninguna reacción por parte de Jimin. — No puedes hablar en serio.

— ¿Y qué más esperas? ¿Qué esto siempre se base en salir a comer y besarnos en la parte trasera de uno de tus autos? — Jimin se suelta de su agarre y pone algo de distancia empujando al contrario. Estaba tomado, pero aún pensaba con claridad. — JungKook, ¿qué somos con exactitud? Necesito saber en qué dirección vamos.

Esa fue la primera vez que Jimin pudo apreciar a JungKook sin palabras. El hombre confiado y egocéntrico por el cual comenzaba a sentir cosas, no estaba ahí, y por un segundo, solo era ese chico de Busan del cual siempre hablaba.

— No... No puedo decirte.

— Ahora eres tú el que no puede hablar en serio... ¿No te das cuenta lo miserable que estamos siendo? Te conozco JungKook, sé tus más profundos deseos, sé lo que amas y lo que odias. Sé que adoras verme vestido con mis trajes negros porque es tu color favorito, pero sé que odias verme con mis trajes cafés porque crees que ese color no me hace resaltar.

— Es cierto, deberías quemar esos trajes y renovar tu armario.

— Ese no es el punto. Lo que digo, es que sé tantas cosas de ti, pero nunca he ido a tu apartamento, nunca te he visto en las mañanas, ni hemos pasado una tarde perezosa en mi sofá viendo películas hasta cansarnos... No sé que estamos haciendo aquí, no sé si es una pérdida de tiempo o en verdad podemos tener algo.

— Jimin...

— Solo responde.

Hubo un silencio prolongado y lo siguiente fue JungKook dejándolo solo en ese callejón.

To the limit →kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora