Capitulo I: Mí propia definición

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Capitulo I: Mí propia definición. La gente cree que soy un prodigio, yo me creo un idiota. La gente cree que soy sensacional, yo siento que soy un raro.







El equipo 7 era a veces el principal tema de conversación de otros ninjas. Y de algunos aldeanos. El equipo era extraño, pero de igual forma algo sorprendente. Estaba el instructor Kakashi Hatake, alguien que ya había hecho historia con su nombre. Estaba el niño bestia, Naruto Uzumaki. Cómo la chica Sakura Haruno, que parecía tener alguna especie de fuerza peculiar. Y Sasuke Uchiha, del sensacional clan Uchiha. Además era un sobreviviente, un único en su clase.

Por lo tanto, no era de extrañarse que la gente comentará de ellos. Kakashi lo sabía, era parte de hacer el trabajo. Y ayudaba mucho a ser reconocido por grandes méritos. Solo que no esperaba que la mayor parte de comentarios fueran a dar con el triángulo amoroso, aquel que le causaba escalofríos. Y de igual forma le intrigaba.

Todos solían pensar que iba de Naruto a Sakura y de Sakura a Sasuke, y este iba de vuelta a Sakura. Oh sí, Kakashi podía reírse de esas suposiciones, porque hace unas semanas él mismo llego a creerlas posibles. Hasta que no lo fueron.

Era un maldito triángulo, literalmente.

                            Naruto

                    ↑                           ↓

          Sasuke        ←           Sakura


Kakashi no lo podía creer. No podía creer que alguien tan conocido por el intelecto, usaba la tan antigua y aniñada técnica de “si te molesto o te odio, es porque me gustas”. En lugar de decir algo se mantuvo en silencio. No quería intervenir sin ser llamado, apreciaba su vida.

Solo que el hombre, jamás podría entender que de una u otra forma, las cosas que Sasuke hacía mal eran cosas que no sabía que estaba haciendo en realidad mal.
Para un niño de once años, es difícil admitir que gusta de otro niño. Mucho más si se carece de una figura a la cual recurrir si ciertas dudas se presentan.

Así que vamos a empezar, con Sasuke Uchiha, un niño común. Alabado por todos aquellos que le conocen. Con una cara seria y objetivos bastante claros.
Sasuke se acostumbro a eso, a mantener la cabeza fría, a disminuir de a poco en poco sus emociones y a mantener siempre fijos sus objetivos. Y aún así, muy al contrario de lo que se podría esperar de un pequeño prodigio, Sasuke estaba lleno de complejos consigo mismo.

Siempre solía pensar en lo débil que estaba siendo, en lugar de lo fuerte que en realidad podía ser. Se limitaba a encerrarse en una burbuja inquietante en su propia mente, cada que alguien le felicitaba. Porque a veces creía que esas felicitaciones podían ser falsas.
Realmente Sasuke mentía mucho cuando estaba en la academia y siguió haciéndolo después de esta.

Le gustaba decirle a Naruto idiota, porque cada vez que lo hacía el niño rubio ponía una cara que le hacía reír internamente. Paso gran parte de su vida escuchándolo, gran parte de su vida intentando llamar su atención de manera disimulada. A pesar de que esa atención siempre iba dirigida al manojo de niñas que le seguían.

Muchas veces, se respondió a si mismo, que era parte de un juego que había creado, para olvidar un momento su dolor interno. Sin embargo, a los once años, confirmo lo que no quería confirmar. Le gustaba Naruto, simple y sencillo.

En realidad sería más sencillo si fuera una niña. Podría invitarla a salir y hacer todo ese tipo de cosas.

Pero no. Le gustaba Naruto, un niño. Y eso le hacía sentirse tan raro.
Porque raro era la definición que siempre escuchaba acerca de algo similar. Sakura lo decía tantas veces, Naruto otras. Y eso solo lo hacía sentir muy mal. Sasuke no se consideraba la gran cosa, porque él era extremadamente raro. Le gustaba un niño.

R a r o.

—¡Sasuke, Sasuke! ¿Me estás escuchando?

Claro que le estaba escuchando. Sasuke siempre escuchaba a Naruto. Tenía una cara redonda, labios pequeños y era bajito. A veces Sasuke aprovechaba en las misiones para tocarlo, apretar su mano, pegarlo a él. Así se sentía menos raro. Porque estaba protegiendo a su camarada.

—Dejame en paz, idiota. —fue la única respuesta que salió de su boca. No quería decir algo tan brusco. Pero era lo único que sabía decir. Ni siquiera podía ser romántico.

—¡Si, Naruto! Déjalo en paz. —gruñó Sakura.

Sasuke la miró de reojo un momento. ¿Ella ya no lo defendería de esa forma si decía que le gustaba Naruto? Un escalofrío le recorrió la espalda. Nadie tenía porque saberlo.
Era cosa suya. Aunque le doliera, pero al menos podía decir que fue el primer beso del rubio. Sonrió de lado.

—¡Pero qué pesados! —exclamó Naruto. Haciendo un puchero. Se sentía tan frustrado. Casi nunca le prestaban atención a él.

—Naruto. No me interesa saber cuántas variedades de ramen existen. —constentó Sasuke. El tenía la pinta de ser un niño genial, con las manos en los bolsillos y la cara de lado. Cualquiera dejaría su vida en las manos del muchachito.

—Ay, si me estabas escuchando. —dijo Naruto sonriendo. Se abalanzó hacía Sasuke, abrazándolo y refregando su mejilla contra la mejilla pálida. Sakura bufo.

Sasuke solo se quedó quieto. Se sentía tan extraño. Pero Naruto le hacía sentir así. Porque simplemente no se mantenía lejos, le hacía daño a su pobre corazón que solo buscaba venganza. Si, realmente le gustaría solo sentir venganza. Pero no, a veces se imaginaba a si mismo pidiéndole ayuda a su hermano mayor. Podría conquistar a Naruto y la gente no le diría que es un raro, porque, diablos Itachi Uchiha aprueba eso.
Podría ser una buena vida. Pero no fue la vida que le tocó.

Frunció el ceño.

—Ya aléjate, Naruto. ¡Me estás asfixiando!

Naruto se alejó y soltó una risa.

Naruto a veces le hacía creer que podría quererlo. Que podía sentir algo igual, luego el rubio iba y le decía que era detestable y simplemente dejaba de soñar.

𝗝𝘂𝗲𝗴𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝗔𝗺𝗼𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora