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No era una sorpresa para Lolito el saber que su psicólogo adoraba el escuchar música mientras hace alguna tarea del hogar, eso fue algo que descubrió hace tiempo.

Y sin embargo, nunca lo escucho cantar.

Escuchaba la serena voz del mayor tararear una que otra melodía de alguna canción popular, pero cuando se trataba de entonar alguna estrofa simplemente le da una sonrisa llena de picardía solo para canturrear en forma de burla.

Por ello, la sorpresa era algo que nuestro pelirrojo negaría ocultar cuando sus oídos fueron testigos de dicha melodiosa voz.

Auron se encontraba dandole la espalda mientras organizaba lo que parecía ser una mochila; supuso que estaba empacando el almuerzo, herramientas y su saco de dormir.

Intensos ojos esmeraldas taladraban con la mirada la espalda del contrario al reconocer de inmediato la canción; era una de las favoritas de el de ojos castaños, después de todo.

«Juramento
de sal y limón...

Prometimos querernos
los dos. »

No podía negar que hacía falta entonar un poco más la voz en ciertas palabras, pero aquella voz suave con tonos de profundidad calmaban su imperativa mente.

«Te he echado de menos
Todo este tiempo
He pensado en tu sonrisa y en tu forma de caminar».

Aparto su cuerpo de aquél marco donde se encontraba apreciando la pequeña escena que se creaba su terapeuta, solamente para acercarse al de sudadera roja, notando el pequeño detalle: Auron se encontraba usando sus audífonos.

Completamente ajeno a lo que pasaba a su alrededor, Raúl simplemente se enfocaba en hacer espacio en su mochila para un poco de ropa extra, cantando la canción de forma inconsciente sin recordar otra presencia en su hogar.

Sus manos se posaron en el borde de la mesa, en búsqueda de un poco de apoyo mientras sus ojos de cerraban, frunciendo levemente el ceño al centrarse nada más y nada menos que en la canción adictiva que resonaba en sus oidos.

«Te he echado de menos
He soñado el momento
De verte aquí a mi lado, dejándote llevar»

Pronto se detuvo.

Sintió su piel erizar ante el contacto invasor de un par de brazos rodear su cuello; sus ojos estaban abiertos de par en par, estando con los hombros tensos de aquél “ataqué” sorpresivo que su persona recibió. La necesidad de deshacer dicho abrazo floreció en su interior, junto el fastidio de la música perpetrar su audición.

Pero entonces, un aroma familiar llegó a sus fosas nasales, haciendo que un pequeño suspiro de alivio escapara de sus labios al igual que la tensión dejo su cuerpo en un segundo. Cerró los ojos mientras redirigia sus manos a los brazos ajenos, acariciando aquella tela delgada que protegían la piel de su contrario.

«Hoy no hay nada qué hacer
Quedémonos aquí
Contándonos secretos
Diciéndonos bajito que lo nuestro siempre se hará eterno».

Fue lo último que escucho antes de retirar los auriculares de sus orejas, a la par de que abría sus ojos.

—Por tu actitud calmada, sospecho que estas preparado para zarpar.

Fue una sorpresa para sí el hecho de haberse acostumbrado en gran medida a los abrazos del pelirrojo que se encontraba tras suyo, sin dar señales de querer deshacer dicha muestra de afectó. Un escalofrío involuntario recorrió su espalda cuando sintió como Lolito acercaba más ambos cuerpos, solo para posar su mentón sobre su hombro izquierdo.

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⏰ Última actualización: Mar 04, 2020 ⏰

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