Dejó la jarra llena de jugo de naranja a un lado cuando vio a su visita salir de la habitación con una mirada llena de cansancio causando que una pequeña sonrisa apareciera en su rostro.
—Buenos días Lolito.
Fue lo dijo antes de apartarse de la pequeña mesa de desayuno que poseía en su hogar; al vivir solo nunca se vio con la obligación de agregar más que dos sillas y una mesa sencilla. No es como si pasara mucho tiempo en aquella zona de su casa.
El mencionado parpadeo continuamente al ver lo que había en aquél mueble; dos vasos con zumo de naranja, un par de platos con tres huevos estrellados y varias tiras de tocino. En medio de todo eso, al lado de la jarra, había una pequeña canasta con pan recién horneado y partido a la mitad con mantequilla derretida.
No había notado lo hambriento que estaba hasta que el olor de dichos manjares invadió sus fosas nases, causando un profundo retumbar en su estómago y a la vez, llenando de agua su boca. Una oleada de timidez inundo su persona mientras alejaba la vista de la sonrisa burlona del castaño, sujetando de forma inconsciente su estómago.
—¿P-puedo sentarme?
Fue la temblorosa pregunta que se obligó a formular después de dicha escena vergonzosa.
—¿De donde salió aquella timidez, puerco? ¡Claro que puedes sentarte! No me esforcé en evitar que se me quemara la comida solo para que la mires de lejos.
Su cuerpo se relajo y con una sonrisa juguetona se acerco a la mesa, tomando asiento al igual que Auron, estando uno frente al otro.
Muriendo de hambre, con un tenedor metálico que había al lado del platillo, corta un pedazo de tocino y lo lleva a su boca, cerrando los ojos de satisfacción al sentir los sabores que desprendía dicho alimento.
—Joder Auron, si todas las mañanas me vas a recibir con dichos desayunos no dudaré en pedirte matrimonio.
Raul, quien estaba tranquilamente disfrutando de su zumo, al escuchar lo que su compañero dijo no pudo evitar ahogarse con su jugo. Bruscamente dejo el vaso de vidrio en a mesa mientras seguía tosiendo y golpeando su pecho constantemente, en un desesperado intento de respirar otra vez.
Lolito sabía que debía ayudarlo, pero la imagen previa al accidente presente se quedó en su cabeza; las mejillas rojas como las manzanas, ojos abiertos de la sorpresa con un montón de difusos sentimientos en ellos y labios rosados ligeramente abiertos.
Con una leve sonrisa, se paro de su asiento para ayudar al mayor.
—A este paso me quedare sin un psicólogo...
-•-
Una de las cosas que descubrió Manuel aquél día fue que Auron se vuelve demasiado timorato ante las muestras de cariño.
Siempre había notado la ligera incomodidad con timidez que se manifestaba como un sonrojo pronunciado en el castaño, al igual que una pose levemente defensiva; un ejemplo de ello fue cuando lo salvo de “una muerte segura” —siendo más exactos, cuando se estaba ahogando con el zumo de naranja—.
Después de darle varias palmaditas en la espalda; lo gracioso era que cada vez que Auron dejaba de toser extrañamente se reía de una forma levemente escandalosa y la tos lo atacaba con más fuerza. A pesar de que Lolito intentaba ayudarlo, no podía hacer mucho ya que la risa inevitablemente lo contagiaba.
Cuando finalmente volvieron a respirar, el de ojos pardos coloco su mano sobre la del contrario, que se encontraba en su hombro.
—Hombre, gracias Lolo, no sabes lo agradecido que estoy de que me hayas salvado.
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Doctor. || AU!Karmaland || Lolitoplay ||
FanficTodo comienza con una de las consultas. Lolito se vuelve conciente del aprecio y cariño que tiene por su psicólogo, pero sabe muy bien que es un afecto diferente al que tiene por sus vecinos. Auron comienza a romper la breve brecha de Amigo y psic...