bullet holes ━━ daryl dixon |1| ✓

v. reunited

capítulo cinco,
( reunited )

 

               LAS PRIMERAS GOTAS COMENZARON A CAER Y PRONTO ESTABA diluviando sobre Atlanta, como si de una broma pesada y estúpida se tratase, porque el día entero estaba en contra de ellos. Luego de haber intentado escapar por las alcantarillas llegando a un callejón sin salida, el oficial amigable, como Rick se había presentado ante Merle, tuvo una idea brillante y escalofriante que erizó los bellos de los brazos no sólo de Jonah. Era una opción increíble pero perturbadora, asquerosa. Y sin embargo Jonah la estaba llevando a cabo junto a Glenn y Rick. La camisa que había encontrado por ahí y se había puesto pesaba cada vez más con las gotas de lluvia que caían sobre él.

En medio de protestas y algunos comentarios ofensivos hacia el nuevo integrante del grupo, finalmente todos habían aceptado que su idea descabellada tal vez no lo era tanto, tal vez era su ticket dorado para salir de aquella ciudad invadida por los infectados.

A unas cuadras de donde se encontraban había un sitio de construcción, el cual tenía un alambrado a su alrededor y un montón de camiones dentro. Rick comentó que siempre dejaban las llaves puestas en los vehículos y que llegar a uno de ellos lograría sacarlos a todos de la ciudad. Sin saber la segunda parte del plan habían accedido, era coherente, pero cuando llegaron a la otra parte más de uno deseo haber oído todo antes de consertirlo. Sobre todo Jonah, quien había aceptado salir con él y Glenn.

Morales y T-Dog habían entrado los cuerpos de los dos infectados que habían matado hacia unas pocas horas afuera y Rick había bajado su acha sobre el primero llenando el ambiente de un dulzón y asqueroso olor putrefacto. Los ojos de Jonah se plagaron de lágrimas y su garganta ardió por el aroma.

Pronto los dos cuerpos habían sido abiertos y el grupo esparcía sus interiores sobre las grandes camisas que Rick, Glenn y Jonah se habían puesto sobre sus ropas. El asiático terminó vomitando lo poco que había ingerido aquella mañana y pronto los tres se encontraron en la calle, caminando lentamente entre los infectados, evitando hacer contacto visual y tratando de imitarlos. Pero sólo bastaron unos minutos para que la lluvia comenzara y la sangre que tenían encima empezara a caer al suelo.

Los nudillos de Jonah se tornaron blancos al ejercer presión sobre el mango de su machete y apretó sus labios para evitar mandar todo a la mierda. Podía ver el terror en el rostro crispado de Glenn mientras los infectados comenzaban a oler su esencia y los seguían en tropel. Rick parecía ser el más compuesto de los tres, con su mirada fija en el objetivo frente a ellos. Sólo unos cuantos metros más y ya estarían a salvo.

—Se nos quita el olor, ¿no? —inquirió Glenn con la voz cargada de pánico—. ¿Se nos quita?

—No, no —negó Rick creyendo firmemente en sus palabras.