꧁¿𝓢𝓸𝓷 𝓽𝓪𝓷 𝓼𝓸𝓵𝓸...?꧂

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𝙽𝚊𝚛𝚛𝚊 𝙺𝚘𝚖𝚘𝚛𝚒 𝚈𝚞𝚒

Me encontraba dentro de la limusina, esta tenía rato que partió de la mansión Sakamaki. Me pregunto, ¿Como serán los chicos de éste clan? ¿Habrá uno con cabellos color cielo, y ojos lavanda? ¿O uno de cabellos color césped y ojos color miel?. Y, ¿Como serán sus personalidades? Seguro habrá uno como Reiji-san y Ruki-san, sinceramente, espero que no haya uno como Kanato-kun o Kou-kun.
Estaba por quedarme dormida cuando...

-Señorita Komori, hemos llegado- El conductor me aviso, talle mis ojos para poder ver mejor, un poco en frente había una gran mansión, igual o inclusive más grande que la de los Sakamaki.
Se detuvo justo frente la reja que separaba el exterior del interior del terreno.
Bajé juntó con mi maleta, y empujé levemente la reja, para mi sorpresa estaba abierta. Empecé a caminar por el camino de piedra, y vi a lo lejos, lo que parecían ser unos campos de rosas, la mayoría de colores vivos, pero, las que más llamaron mi atención, fueron aquellas, que estaban de unos colores vino, y rosa algodón; una imagen de Subaru-kun pasó por mi mente.

Toqué dos veces la puerta, pude ver detalladamente y estaba hecha de madera fina, de un color café roble, con muchos detalles, algo que me llamó la atención fue que en la parte superior de la puerta había un detalle de una luna cresiente con una rosa enmedio; me asusté cuando la puerta se abrió sola, pero decidí entrar.

La mansión era muy elegante, con hermosos detalles, no sabía ni a donde ir, cuando... Escuché una voz, alguien hablaba; era una voz dulce, y cálida, pero... Estaba llena de dolor y tristeza, no pude evitar sentirme mal, así que empecé a seguirla, me sentía... poseída. Empecé a caminar sin rumbo, cuando, veo una sombra cruzar mi camino, estaba segura de que esa sombra era quién emitía ese dulce sonido... Empecé a seguirle, podría ayudarme, además de que tenía curiosidad por ver quién era.
Cruzó nuevamente de un pasillo a otro, corrí tratando de alcanzar a quién fuera, cuando le perdí el rastro. Me di cuenta de que llegué a la planta alta, había habitaciones por la derecha, habitaciones en la izquierda, me sentí perdida, pero, frente a mi, había un pasillo, al final una puerta color rosa fino, que bien podría confundirse con blanco. Me inquieto que había dibujos extraños en ella, hechos con alguna especie de carbón, y algunas manchas de lo que parecía pintura fluorescente de colores pastel.

Me acerqué a la puerta y escuché con atención. Alguien susurraba unas palabras que apenas y podía lograr escuchar...

𝐴𝑎ℎ~, 𝑦𝑜 𝑑𝑒𝑠𝑒𝑜 𝑚𝑜𝑟𝑖𝑟
𝑄𝑢𝑖𝑒𝑟𝑜 𝑓𝑎𝑙𝑙𝑒𝑐𝑒𝑟
𝑃𝑒𝑟𝑜, ¿𝑃𝑜𝑟 𝑞𝑢𝑒́ 𝑛𝑜 𝑙𝑜 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑜 ℎ𝑎𝑐𝑒𝑟...?
𝑀𝑖𝑠 𝑟𝑒𝑐𝑢𝑒𝑟𝑑𝑜𝑠... 𝑇𝑜𝑟𝑡𝑢𝑟𝑎𝑛𝑑𝑜𝑚𝑒 𝑒𝑠𝑡𝑎́𝑛...
𝑀𝑖 𝑒𝑥𝑖𝑠𝑡𝑒𝑛𝑐𝑖𝑎, 𝑚𝑒 𝑒𝑛𝑣𝑒𝑛𝑒𝑛𝑎...
𝑀𝑎𝑡𝑒𝑛𝑚𝑒... ¡𝐴𝑎ℎ~, 𝑚𝑎𝑡𝑒𝑛𝑚𝑒~!

Esas palabras, dolían. Se escuchaba como la persona que hablaba aguantaba un nudo en la garganta. Sin pensarlo dos veces entre, todo estaba obscuro, dado a que estaba atardeciendo, y lo único que iluminaba eran las mismas manchas de pintura que había en la puerta, solo que esta vez en las paderes.
En el balcón, había una chica, tendría arriba de doce, pero comparada conmigo era una niña; su cabello era color blanco, como nieve, largo, le llegaba a las corbas, y era abundante, llevaba unas zapatillas de piso color negro, al igual que sus medias, solo que en un tono más gris. Llevaba un vestido negro, de manga larga, o al menos, era lo que mi posición me permitía ver; seguía repitiendo esas palabras, de una manera en que sonaba vacía. Decidí hablar, aunque probablemente ya se percató de mi presencia.

♀𝓐𝓹𝓱𝓻𝓸𝓭𝓲𝓽𝓮 𝓫𝓵𝓸𝓸𝓭 𝓢𝓪𝓬𝓻𝓲𝓯𝓲𝓬𝓲𝓮♤Donde viven las historias. Descúbrelo ahora