| 01 |Burdel

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cada capítulo tiene una canción en la parte de arriba •
Fck Me - I Hate Myself Because

La piel de mis piernas se amoldaba en las medias de rejillas color negro. Posteriormente, subí por mis muslos unas bragas color bordó, siendo parte del conjunto de una lencería que me había sido regalada en navidad por mi compañera favorita del trabajo, esa rubia estúpida que me lograba hacer olvidar todo lo pasado en cada día laboral.

Acomodé mi sujetador escuchando cuando los murmuros y pasos se acercaban al vestidor. Giro el rostro para lograr ver quienes son y luego devuelvo la vista al espejo frente a mí. El encaje negro que adornaba el sujetador era lindo, suave y exótico, pero recordar que lo primero que harían los hombres con él, sería quitarlo y no apreciarlo, eso le sacaba todo lo lindo.

—Cariño, ¿has visto la rizado...? —Ammerit detiene sus palabras mirándome de pies a cabeza, para terminar en invertir su mirada de cabeza a pies. A todo esto, sonríe aplaudiendo y dando torpes pasos hasta llegar junto a mí—. ¿Alguien está usando mi increíble regalo de navidad o estoy viendo mal? —me proporciona una leve nalgada, y yo respondo con una sutil carcajada.

Nos miramos por el reflejo del gran espejo, el cual a veces podrías llegar a detestar su existencia, y más que nada el lugar en donde se encontraba. A veces, ver mi reflejo semidesnudo, era lo último que desearía hacer.

—¿Gregg te dijo algo sobre los nuevos clientes? —pregunta, pasando sus dedos por mi cabello así peinándolo con sus yemas, los pasa con cuidado de mi cuero cabelludo a puntas, quienes llegaban cerca de mi espalda baja.

Gregg, nuestro jefe, había nombrado algo, pero no me encontraba muy concentrada en sus palabras.

—Realmente no.

—Dicen que —deja de peinar mi cabello con sus dedos y cierra los ojos por un momento, como que si intentara recuperar la compostura antes de continuar—... posiblemente se lleven a una de nuestras chicas, siquiera sé para qué, o qué le harán. Y de lo que estoy segura es de que Gregg aceptó el acuerdo. Lo sé porque pude notar que esa gente no venía con poco dinero.

No sería la primera vez que vemos cómo llevan a la fuerza a una de nosotras, es decir, nadie es feliz aquí. ¿Pero qué nos aseguraba que fuera de éste lugar estaríamos a salvo? ¿Qué nos asegura que seguiríamos vivas a un pie fuera de aquí?

A fin de cuentas para qué querrían una prostituta.

Asentí una vez. Procurar no tener miedo era lo mío, y todo para mantener la calma entre nosotras. Pero esta vez fue jodidamente difícil evitar temblar un poco.

—Estaremos bien, ¿sí? Nos... nos quedáremos escondidas en el sótano —mis palabras se volvieron apresuradas e inhábiles al hablar—. Será mejor no salir.

—Ya nos lo advirtieron. Si no ven que estamos trabajando con los clientes se darán cuenta y todo será peor para ambas.

—¿Y si me llevan a mí? ¿O a ti?

Ammerit me rodea con ese ligero sonido de tacones al hacer tacto con el suelo mediante su caminata, y mientras tanto, iba soltando un suave suspiro. Revisa las repisas repletas del maquillaje de todas las chicas, y encuentra el rizador que mencionó al entrar. Vuelve a mí y se queda de pie detrás mío.

—Conéctalo —pide, entregándome el rizador. Fue tan seca, ni siquiera quiso añadir nada a la discusión.

Quise responderle que no sea idiota, que no podemos salir ahora, no hoy cuando se llevarán a una chica. Pero sólo opté por hacerle caso. Enchufé el aparato eléctrico y lo devolví a sus manos. Ella esperó a que se calentara y luego de un minuto volvió a colocarse detrás.

Belladona +18 © PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora