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Tanto parloteo lo estaba mareando, decidió apartarse del pequeño amontonamiento de personas, en su mayoría amigos que vinieron a acompañarlo en esta velada

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Tanto parloteo lo estaba mareando, decidió apartarse del pequeño amontonamiento de personas, en su mayoría amigos que vinieron a acompañarlo en esta velada. Se acercó a la mesa de cócteles, eligió al azar cualquier recipiente y cargó su copa, de todas formas, ninguna de esas bebidas estaba a la altura de embriagarlo.

Quizás no fue buena idea dejarse convencer por su mejor amigo para asistir a esa elegante fiesta de máscaras, o quizás la socialización no era lo suyo, probablemente ambas, pues se estaba aburriendo y mucho. Algo acalorado, desprendió el primer botón superior de su camisa y aflojó la corbata. El traje negro le sentaba bien, esa capa con piel falsa junto a la máscara bordada le daba el toque perfecto de elegancia y misterio.

El rubio ceniza tomó asiento en una de las mesas desocupadas, alejada de la fiesta en el gran salón, se sentía más tranquilo y menos asfixiado así. Bebió un sorbo de la bebida que más que alcohol, estaba repleta de azúcar, se asqueó de inmediato, dejando el vaso sobre la mesa, negando repetidas veces la cabeza.

—Hermano, ¿Estás bien?— Levantó la cabeza, un pelirrojo terminó sentándose a su lado, él rodó los ojos bajo la máscara, luchó en sus adentros por no explotarle en la cara como era habitual.

—Estaría perfectamente en mi hogar, descansando, pero no, gracias a un trío de imbéciles no lo estoy.— Reprochó crujiendo los dientes, estuvo a punto de levantarse y marcharse, pero su amigo lo detuvo y lo obligó a sentarse.

—Vamos, no has ido a una fiesta desde nuestra graduación.— Afirmó el pelirrojo. —Y sí, me lo contó... tu madre, bueno, ese no es el punto.— Se puso algo nervioso al ver las venas de ira que resaltaban en el rostro medio cubierto de Bakugou. —Anímate hermano, nadie sabe quién eres, es una oportunidad perfecta para divertirte.— Intentó subirle el ánimo al adverso, pero no surgió mucho efecto que digamos.

—Como digas...— Masculló el rubio.

—Creo que es momento de irme, tienes compañía.— Murmuró Kirishima entre pequeñas risas al ver a una mujer acercarse a la mesa. Él regresó junto a su compañera la pelirrosa, desde lejos pudo notar el nerviosismo de su amigo, ojalá no lo arruine.

Pequeñas risas y secretos revelados entre murmuros, algunos comentarios eran de su amiga intentando adivinar quienes habían asistido a la fiesta

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Pequeñas risas y secretos revelados entre murmuros, algunos comentarios eran de su amiga intentando adivinar quienes habían asistido a la fiesta. Ochako no logró encontrar o reconocer a ninguno de sus amigos, pero al menos no estaba sola, tenía a la atrevida Mina de su lado, además de su confiable Tsu.

La de piel rosa insistió varias veces en que Ochako debía ir a hablar con alguno de los enmascarados, incluso Tsuyu lo había hecho y justo ahora se encontraba bailando con un sujeto.

Alguien debía llamar la atención de Ochako. ¡Quien sea! Pero ninguno parecía agradarle visualmente. Incluso un par ya le habían invitado a bailar, pero ella los rechazó con amabilidad, lo cual frustraba más a Mina.

Pero la rosada no se rendía, era imposible que su amiga se haya vestido tan espectacularmente como para desperdiciarlo de esa forma, varias veces elogió el vestido rojo de la castaña, era tan atrevido como elegante, combinación que atraía varias miradas, en especial dirigidas a su escote, incomodándola a más no poder.

—¡Por favor!— Suplicó Ashido, juntando ambas manos a la altura del pecho.

Era inevitable, entre máscaras y vestuarios de otro siglo, se había formado un escenario bastante interesante y misterioso. Quizás le dio curiosidad, intentar adoptar otra personalidad frente a otros le resultaba llamativo, incluso divertido. Negó con la cabeza sonriendo, rindiéndose.

—Ay, Mina ¿Pero quién?— Asomó su vista un poco, la mayoría parecía ya tener con quien bailar, y entre los que no, ninguno le llamó la atención.

Disimuladamente, la rosada señaló a una de las mesas del fondo, Uraraka por poco no se dislocó el cuello intentando ver de quien se trataba, Mina se pegó la frente con la palma debido a la falta de discreción de su amiga.

El sujeto vestido de negro lucía a simple vista como otro más, aunque pensándolo bien, a Ochako le causó curiosidad el encierro en soledad y misterio en el que se ocultaba aquel, incluso vestía de negro, alejando miradas con ese porte tan rudo.

—Bien...— Resignada, la mujer de vestido rojo se acercó pasando entre las personas, dirigiéndose a aquel apartado rincón en donde yacía el caballero intimidante.


Ese el comienzo de lo que sería una aventura nocturna que ni él ni ella olvidarían.

Ese el comienzo de lo que sería una aventura nocturna que ni él ni ella olvidarían

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Baile de Máscaras. ⌦ᴋᴀᴄᴄʜᴀᴋᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora