002

1.3K 240 17
                                    

Las manos comenzaron a sudarle ligeramente bajo los guantes, eso siempre le ocurría cuando se ponía nervioso, y no es que le incomodaba hablar con una mujer, él siempre había sido tan indiferente respecto a ese tema, que a mera hora le resultaba i...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las manos comenzaron a sudarle ligeramente bajo los guantes, eso siempre le ocurría cuando se ponía nervioso, y no es que le incomodaba hablar con una mujer, él siempre había sido tan indiferente respecto a ese tema, que a mera hora le resultaba incluso difícil mantener una conversación sin explotarle la cara a una desconocida. Es que las mujeres siempre eran tan irritantes, chillonas, insoportables, todas y sin excepción.

—¿Me puedo sentar?— Su papel de mujer seductora había iniciado, al menos por una noche no le costaría nada intentarlo.

—Tch, haga lo que quiera.— Sus palabras fueron como un "adelante, siéntate" para Ochako, quien supo interpretarlo correctamente con una sonrisa de oreja a oreja. Al sentarse ella, un camarero se acercó y bajó frente a la mujer una copa con una bebida transparente junto una botella, el servidor le guiñó un ojo y se retiró, la castaña se extrañó, pero no se negó a probar aquel licor.

—Espere.— La mano de su nuevo acompañante; Bakugou, le detuvo. —Déjeme probarlo.— Ella no se negó, la actitud de aquel le pareció incluso más interesante. No emitió palabra alguna, sólo se levantó y acercó su silla a la del rubio ceniza, sentándose mucho más cerca que antes.

Procedió a colocar la copa frente al rostro del adverso, él intentó agarrar la copa pero ella no se le permitió. Ochako dejó en claro que sólo le dejaría beber un pequeño trago, tras eso, él finalmente sostuvo la copa en sus manos y la revolvió un poco, dándole un sorbo.

—¿Le gustó?— Preguntó Uraraka, divertida.

—Es Whisky, claro que me gusta.— Aclaró él. —No quiero sonar prejuicioso, pero no parece que usted vaya a acabar de pie si bebe esto.— En ningún momento quiso parecer gracioso, habló con franqueza absoluta y aún así le robó una pequeña risa a la castaña.

—Acertó, no se me da bien beber.— Confesó ella, suspirando luego de acabar su risa. —¿Me permite beber de su cóctel o piensa acabarse ambas bebidas usted sólo?— Algo retadora, le sonrío al desconocido. Él bufó, pasándole el cóctel exageradamente azucarado, no tardó en advertirle a ella sobre el dulzor de la bebida. —No se preocupe, me gusta lo dulce.—

—Bien por usted.— Exclamó con una alta dosis de sarcasmo, extendió su copa hacia su bella mujer acompañante y ambos brindaron. —¿Ya me va a decir porqué vino hasta mí?— Preguntó sin mucho interés, intentando sacarle conversación a la dama.

—Hnmm.— Ella apoyó su codo contra la mesa y recostó su rostro contra su puño, mirándolo con interés, buscando respuesta a algo que ni ella conocía. —Quizás el aura de misterio con ese porte de "si te acercas te mataré" me llamó la atención.— No era del todo mentira, el aroma a peligro que destilaba el desconocido lo hacía más atractivo, incluso podría estar hablando con un villano y ella ni en cuenta.

—Que respuesta más tonta.— Incrédulo, emitió un resoplido que acabó en carcajada.

—Quizás.— Ella le siguió la risa, aprovechando la pequeña brecha de despiste ajeno para acercarse más a éste, disimuladamente claro. —¿Es posible que me diga quien se oculta tras esa máscara?— Su curiosidad iba en aumento conforme la charla avanzaba.

—No, el juego de adivina quien soy no funciona conmigo, será mejor que lo olvide.— Escupió casi de inmediato aquello, su voz seria le dio el toque perfecto. Sin embargo, esa seriedad se quebró con una primera pequeña pero notable sonrisa por parte del rubio ceniza.

Así pasaron, algunos minutos más hablando, dirigiéndose miradas entre sí, Uraraka pudo notar el pequeño destello rojo que resaltaba bajo la máscara negra con bordes dorados del adverso, otro punto más sumado a la misterioridad de aquel.

Hubieron risas y cierto aire de coqueteo, finalmente Bakugou se aflojó un poco el mal humor. Vio de reojo varias veces buscando a su amigo, ¿En dónde se había metido? Hace unos minutos lo habría matado por dejarlo sólo junto a una mujer, pero ahora le estaba más bien... agradecido, de no ser por el ánimo brindado por el pelirrojo, Katsuki habría corrido de allí a la mujer de vestido rojo solamente porque sí.

La tensión entre los dos "desconocidos" se había esfumado casi por completo, hablaban como si se conocieran de años, y aunque así era ninguno de los dos era consciente de este hecho, habían pasado algunos años desde la última vez que se vieron y en época escolar ni siquiera eran cercanos, nunca fueron amigos, sin embargo, ahora tenían tanta química, incluso empezaron a tutearse sin darse cuenta.

—Dejando eso de lado, dijiste hace rato que...— La mujer lo miró de reojo, una sonrisa seductora invadió su rostro, se había animado bastante por el alcohol, incluso se había adentrado por completo en su papel inicial, tanto que ni siquiera Mina la reconocería. —Ese juego de adivinar identidades no funcionaba contigo.—

—Ajá, ¿Y?— Desinteresado, bebió otro trago de su copa.

—¿Qué tal otro tipo de juego?— Sugirió, arrepintiéndose pronto de sus palabras.

En ese instante ambos se miraron frente a frente, al parecer una la mujer había logrado captar la atención ajena. Un juego, mientras sea uno en donde pueda salir victorioso siempre sería del agrado del rubio.

—Vale, ¿De qué trata?— Indagó, fingiendo no estar interesando.

—Bailemos.— Pidió ella, sonriendo.

—No sé bailar, ni de coña acepto.— Bakugou chasqueó la lengua, haciendo un gesto de desagrado y dirigiendo su vista hacia la multitud reunida en círculo bailando bastante animada.

—Yo tampoco sé bailar.— Confesó, suspirando y acabando de beber su cuarto trago de la noche. —Pero no me refería a ese tipo de baile.— Musitó al oído de su acompañante, agarrándolo de sorpresa.

—Ah...— Se separó un poco de Ochako, quien había invadido por completo su espacio personal. Comprendió de golpe a qué se refería ella, pero seguía nervioso, necesitaba darse ánimos, así que sirvió un vaso lleno de whisky y lo bebió de golpe hasta la última gota, sorprendiendo a la mujer. —Andando entonces.

El enmascarado se prestó a seguir el juego de la desconocida, siguiéndola hasta el interior de los baños.

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Baile de Máscaras. ⌦ᴋᴀᴄᴄʜᴀᴋᴏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora