PARTE OCHO

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"Gasta mucho dinero aquella gente".

Pensé.

Esperé paciente a que terminaran de subastar a la pequeña aprendiz de no más de 15 años. Varios viejos asquerosos, pero poderosos, aumentaban la cifra. Detrás de la chica vestida con un pequeño traje rosa, se encontraba una pantalla mostrando la cantidad de dinero que cada participante iba "donando". La suma ya había subido a los 10 millones de wons, algo bastante bajo en comparación de lo mucho que pagan por jovencitas vírgenes. El fracaso de esta chica lo atribuía a lo morena de su piel y a lo delgado de sus piernas. A final de cuentas a los hombres les gustan las piernas bonitas y la piel tan blanca como sea posible.

Un mesero se acercó y me preguntó si necesitaba más vino. Me negué, no me gustaba beber tanto cuando estaba trabajando.

Por fin la niña fue vendida a un hombre desconocido y después de ser entregada a este, ambos desaparecieron de la sala.
Siguió mi líder, lo vi subir al escenario para que una mujer lo acomodara sobre un pedestal y ser mejor visto. Detrás de él la pantalla mostró fragmentos de nuestras presentaciones en programas de variedades o en los conciertos. La cámara enfocaba su cuerpo bailar mientras la mujer a su lado hacía una reseña de quien era él y cuáles eran sus habilidades.
En uno de los tantos vídeos que mostraron, me vi bailando a su lado, entonces sentí un escalofrío al imaginarme en su posición. Yo no tendría el valor para estar tan tranquilo como se le observaba, ni mucho menos estar a la expectativa de quien será la persona que gane y te lleve consigo a sabrá Dios donde.

Me puse nervioso, el estómago se me revolvió

Los vídeos en la pantalla se detuvieron y dieron paso a la lista de candidatos que entraron a la subasta. Eran alrededor de 15 personas las que pujarían por mi líder, entre ellas yo.

Alcé la mano para que el mesero se acercara y le pedí que me trajera una copa llena de vino. El nerviosismo me atacó, me sentí cómplice de una injusticia que no podía ser tan fuerte.

Puto sentimentalismo.

—La subasta para Cha Hakyeon da inicio. Por favor, a todos los pujantes, se le pide que estén atentos a los cambios de posiciones en la tabla. Comencemos —la presentadora se colocó detrás del atrio y con una tablet en sus manos agregó —. Se abre esta subasta con 500 mil Wons.

En la pantalla apareció la cantidad en números blancos, debajo los nombres de mujeres y hombres, algunos los conocía, otras tantos no supe de quien era.

De repente, la cantidad aumentó a 1 millon de wons y continuó así hasta alcanzar lo 5 y después los 10 millones. La puja era casi silenciosa a excepción de la mujer en el atrio que mencionaba las cantidades "donadas" por cada participante. Así aumentó a 15 millones y siguió así hasta que dos de los participantes salieron y dejaron que los demás continuáramos, entonces inicié mis abonos y doné 5 millones más, subiendo a 20 millones la cantidad.

La subasta se detuvo un par de segundos.

Me atreví a mirar a N, quien permanecería de pie, estoico y gallardo sin mirar a nadie. Sus ojos bailaban alrededor de la sala. Se veía incómodo y pude notar como sus manos se movían con nerviosismo detrás de su espalda.

—El sr. Kwon ha aumentado la puja a 35 millones.

La voz por los altavoces me despertó. Un hijo de perra había elevado tanto el monto que de inmediato salieron varios de los participantes. Quedaban escritos en la pantalla, solo 5 nombres, uno de ellos el mío.
Shin me mataría si se llegara a enterar que estaba dispuesto a gastar tanto dinero por uno de mis compañeros, y pensándolo mejor, si era una pendejada.

Me salí de la aplicación de la subasta y mi nombre desapareció de la pantalla.

Esperé paciente viendo como de repente el loco del sr. Kwon aumentaba nuevamente la puja hasta los 60 millones de wons. Nadie pudo igualar la cantidad, así que lo demás nombres desaparecieron, dando por concluida la subasta.

El tal Kwon había ganado.

¿Pero quien era?

Me fije alrededor para ver si el ganador se levantaba de su mesa, pero tras una mirada rápida, no identifique quien había sido el ganador.

—Le pedimos al subastador no. 12 se acerque con el juez para hacer el recibo y terminar los trámites de Cha Hakyeon. Le agradecemos a todos por esta noche, con esto concluimos las subastas.

El bullicio de la gente fue notorio, todos estaban expectantes para ver quién era la persona que se acercaría al juez para reclamar su premio. Mientras, Hakyeon seguía estático sobre el escenario, me levante rápido y me acerque a él.

—Vaya noche, la suma por tu cabeza fue increíble.

Se acercó a la orilla y bajó para ponerse a mi altura.

—¿Tu sabes quien es el sr. Kwon? Crei qué no pagarian más de 10 millones por mi. Estoy muy nervioso.

Le di un golpe al hombro. No le creía que estuviera nervioso, sabía a lo que venía y estaba seguro que disfrutaba de la atención obtenida. Me daba asco.

—Ni idea, conozco a la mayoría de aquí, pero últimamente este lugar se ha vuelto tan conocido que ya dejan entrar casi a cualquiera —me alejé de él mientras lo escuchaba que seguía hablándome, pero no tenía ganas de escucharlo vanagloriarse. Sus palabras se perdieron entre el ruido del salón.

Todos en la sala comenzaron a murmurar. El ganador no aparecía. La mujer en el atrio volvió a llamar al sr. Kwon, pero nadie apareció.

La ridícula espera fue detenida por una mujer de avanzada edad que de la nada apareció y se acercó al juez. Entonces todos callaron, el ruido del lugar pareció apagarse. La mujer se acercó al oído del juez y le mostró algo en su celular. El hombresillo calvo apuntó en un papel especial los datos finales y se lo entregó a la señora. Esta a su vez no volteo a ver a nadie más, se movió entre la gente que seguía estática, hasta llegar con N, al que tomó de la mano y lo llevó a la salida.

Solo cuando desaparecieron, la gente cobró vida.

El murmuró se volvió más fuerte.

La sensación de vacío me llegó.

Me sentí extrañamente ansioso.

Salí del lugar mientras llamaba a Shin, debía informarle de nuestro nuevo amigo, el Sr. Kwon.

PRIVADO ~Hiatus~ (VIXX Fanfic Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora