"una semana sin Hueningkai".
ლDonde soobin está cansado de la existencia del maknae de su grupo, a lo que le ruega al universo su desaparición total de este en su vida, pero nunca se esperó qué sus plegarias fueran tomadas tan literalmente.
04/06/2...
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—¿Quieres dejar de molestar?.
Empezó a golpear el lápiz en la mesa, representando su impaciencia.
Ya hacía unos diez minutos qué Huening buscaba tocar su vientre sin dejar de "molestarlo" a pesar de que esté sólo se mantenía en silencio dejando que sus manos tocaran con suma delicadeza.
A eso el pequeño de apenas quince años hizo oídos sordos al pedido del alto, tratando de acercarse disimuladamente al contrario esperando no ser fríamente rechazado cómo otras incontables veces.
Para nadie que vivía en esa casa era una novedad el tierno y sincero enamoramiento de el maknae hacía el líder de la agrupación. Aunque siempre trato de llevarse bien con el alto, generalmente solía ser abruptamente rechazado por el sin tener explicación previa a aquellos tratos.
Quizás simplemente era por el poco gustó del chico con hoyuelos hacia los niños o simplemente para Choi Soobin, Hueningkai era la persona más fastidiosa del universo.
—¿Sabes que?... desaparece, esfumate, piérdete o haz lo que quieras pero déjame de fastidiar—el mayor dejó el papel sobre el qué intentaba escribir alguna letra improvisada—¿Acaso te lo debo qué decir en otro idioma para que lo entiendas y me dejes solo?.
Observó fijamente al más bajo, qué tenía sus pequeños ojitos cristalizados, Casi al borde del llanto.
—Quizás, sólo quizás me pasé un poquito con su comentario...— se dijo así mismo, mientras observaba salir al menor de la habitación, soltando un "lo siento" con una voz prácticamente inaudible.
Soobin no consideraba tener un rencor hacia el más bajo pero tampoco consideraba tenerle algún cariño en concreto. Él consideraba al menor de la agrupación era una carga, no sólo por qué al ser el menor necesitaba recibir más atención de lo debido, sino también por el hecho de qué el pequeño de pelo negro y rizos siempre solía apegarse a él más que a los demás miembros.
—Al fin—pensó dejando escapar un suspiro de alivio solo hasta escuchar un grito completamente reconocible desde la planta baja de la casa.
—¡¡Choi Soobin, más te vale bajar ahora o juro que iré a golpearte ahí mismo!!— el alto maldijo para si mismo, mientras se paraba de su lugar apresurado.
Mierda, estaba jodido, y podía percibirlo muy bien gracias al tono muy molesto de su mayor.
Se apresuró en bajar por las escaleras, rezando por qué Huening no lo haya acusado con Yeonjun.
—¿Qué ocurre?—el pelinegro le dió una mirada sarcástica.
—Tu sabes muy bien lo que ocurre, así que no vengas de imbécil conmigo— su mirada cambio a una cargada de notable enojó o quizás ¿Decepción? Visiblemente el menor no sabría cómo describirla.
