Era un día cálido, el aire puro, calles solitarias, sonrisas en familias,todo era paz y tranquilidad, bueno casi todo.
Emilio era un chico enamorado, la razón, Joaquin Bondoni, un pequeño que irradiaba luz, hasta más no poder, se mostraban el amor más mágico y hermoso que podría existir, aunque no todo estaba del todo bien, Joaquin había cambiado por completo, ya no era aquel chico dulce, simpático, amable, ya no, Emílio creía que había hecho algo mal, pero para Joaquin simplemente ya no eran nada, Emilio quería o seguía creyendo en un "nosotros".
Paso el tiempo, lamentablemente para Emilio no lo trato de la mejor forma, haciendo su vida más corta y que en un abrir y cerrar sus ojos, su luz dejaría de existir.
Trato de arreglar las cosas con Joaquin, aunque no eran más que un fracaso, hoy tenía algo planeado, llevarlo a cenar, mala idea.
Lo vio, vio a la persona que tanto amaba, besando a la chica más popular del Salón, ¿tan pronto lo había cambiado? ¿En verdad nunca lo amo?, destrozado se alejo, sabía que no tenía nada más que hacer, sabía que desde hace tiempo había perdido la batalla.
Se iría ¿a donde? Ni el mismo sabía, ya no contaba con la ayuda de sus padres, al saber sobre su enfermedad, lo rechazaron, sus "amigos" lo abandonaron, se quedó solo, como siempre lo ha estado
Los días pasaban Joaquin nunca se tomó el tiempo de buscar a Emilio, por lo contrario el mencionado, ya había perdido un poco la movilidad en su cuerpo, por lo que se encontraba en la calle pidiendo algunas monedas para poder sobrevivir una noche más y admirar un poco más aquel cielo hermoso, pero lo único que recibía eran pedradas por parte de la gente, tiempo atrás después de lo que había visto de Joaquin decidió buscar un trabajo, pero se le fue negado, por qué alguien como el, no podría hacer nada más que molestar, era una persona inservible. Ya no era el mismo chico, su cuerpo ya no respondía como antes, y lo único que deseaba era poder desaparecer de este mundo, tal vez alguien estaría feliz de esperarlo, y ya no sería una carga para este mundo. Total quien se daría cuenta de su muerte, nadie absolutamente nadie.
Todos los malditos días sufría de hambre, sed, frío, y de los dolores constantes que sufría su frágil cuerpo.
En sus manos se encontraba un papel arrugado, que llevaba aproximadamente lo que se había distanciado de Joaquin, era aquella carta que le iba a entregar cuando lo llevará a cenar, para pedirle que no lo dejará solo, y que le hiciera creer que todo estaba bien o que por lo menos lo intentará, pero jamás se la entregó después de lo sucedido, y él tampoco llegó, sabía que el no era nadie que tuviera valor, por eso merecía esta vida tan miserable, por creer que en algún futuro, todos lo amaban.
Creyendo que el chico, el amor de su vida, a pesar de todo, lo encontraría, lo abrazaría, lo besaría apasionadamente, y sobre todo estaría con el en este momento más gris, pero esto jamás sucedió.2 días más habían pasado, Emilio había empeorado más, alucinando, se reía con alguien, estando solo, su cuerpo era más delgado, su cuerpo completamente se volvió inmóvil, su ropa desgastada y sucia, al igual que su cuerpo, y en pequeños susurros decía que todo estaba bien, lenta y dolorosamente estaba muriendo, la gente lo miraba con repugnación, con asco, eso era para la gente.
Hasta que alguien, una mujer delgada, que vestía con prendas caras, muy lujosas, había llegado para buscar lugares excéntricos, y lo vió, un chico delgado y que aparentemente reía con alguien o de algo, intrigada se acercó a aquel chico, que le dedicó una gran sonrisa, la mujer quedó aterrorizada, pues en la cara del chico se encontraba recientes golpes, en su ojo y en los labios, estaba metida en sus pensamientos, hasta que sintió unas manos delgadas rodeando su cuerpo, la estaba abrazando el chico la estaba abrazando, y de sus labios salió un "Volviste, volviste por mi"La mujer abrazo el pequeño cuerpo, juntandolo al suyo, sintiendo ese amor Maternal....
Continuará.