Escuché la alarma y frustrada, me levanté. Apagué ese dichoso sonido del averno y abrí las puertas del armario. Otro fin de semana que había transcurrido demasiado rápido, al contrario que los lunes, obviamente. Muchas veces pienso que una mañana de lunes es igual de larga que un fin de semana completo.
Observé el interior del armario y me decanté por una falda negra básica y un crop-top blanco sin mangas. Me miré al espejo y sonreí, no había tardado apenas unos minutos en elegir el vestuario y la combinación era bastante bonita. Mi cabello castaño claro a capas caía despreocupadamente por mis hombros. Me maquillé ligeramente los ojos y las cejas. No me consideraba una chica presumida ni nada por el estilo, pero no me agradaba ir desaliñada a los sitios. Me gustaba cuidar bastante mi imagen y gracias a eso, tenía una complexión delgada, sin llegar al extremo. Después de ver el resultado final, agarré una chaqueta, mi mochila y mi teléfono y bajé las escaleras para ir a desayunar.
Mientras bajaba, pude visualizar a mi madre preparándome el desayuno. ¡Qué tía! Pensé. Daba igual cuantas veces le dijese que ya era mayorcita para hacerme el desayuno, ¡Que ya iba en décimo grado! Aunque por una parte lo entendía, era la hija única, así que se preocupaba más por mí. De repente, tropecé con un escalón, a torpe no me gana nadie. Mi madre se giró, sorprendida por el ruido.
- Buenos días Janeth - dijo mi madre, con una pequeña risa, estaba acostumbrada a mi torpeza.
- Buenos días má - contesté de vuelta - ¿Qué tal dormiste?
- Bastante bien, cariño, ¿y tú?
Recordé que el domingo había salido, por lo que me había acostado un poco más tarde, pese a eso, la verdad es que había pasado una buena noche.
- Bien también - le respondí mientras tomaba una de las tortitas que había en la mesa.
El corto rato del desayuno transcurrió en silencio. No me gustaba hablar mientras comía, no disfrutaba lo que tomaba. Nada más acabé de desayunar, recogí mis pertenencias y no sin antes despedirme de mi madre, salí de casa.
El trayecto de mi casa al instituto era de unos veinticinco minutos aproximadamente, pero los diez primeros, los realizaba sola. Después, me daba al encuentro con Lía, mi mejor amiga.
Saqué los auriculares de mis bolsillos, totalmente enredados. No tengo ni idea de que les ocurren cuando están guardados, parecía como si se hubiesen peleado. Después de desliarlos, elegí una canción y le di al play
Yeah you can start over you can run free
You can find other fish in the sea
You can pretend it's meant to be
but you can't stay away from me
I can still hear you making that sound
Taking me down rolling on the ground
You can pretend that it was me
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Y ahora, ¿qué hacemos?
RomanceUna vida normal, instituto, tareas, padres... Hasta que un accidente lo cambia todo para Janeth y sus compañeros.