así que seguí arreglando mi maleta. no quería complicarme llevando cosas inútiles como siempre.
al tiempo, escuché mi teléfono sonar. lo rebusqué entre el desorden que había gracias a mi indecisión de qué ropa llevar. hice una mueca al ver quien era la persona que llamaba.
-¿qué?- pregunté con un tono alto.
-¿podrías abrirme? dejé las llaves adentro.- dijo camila apenada.
colgué y tiré el celular en la cama. de mala gana me puse de pie y me dirigí a la puerta, giré la manija y me alejé. camila entró, buscó sus llaves y nuevamente salió de la habitación sin siquiera darme un tonto agradecimiento. pero de igual manera no me resentí por eso. ella no era la única amiga que tenía. éramos cuatro y yo sabía que podía contar con ellas.
-oye.- dijo una voz y yo me sobresalté y grité bajito para mi.- oh, lo siento.- rió bajito.
era dani, una de las cuatro. ella era alta, cabello lacio y rubio, ojos color miel y era muy simpática. sabía cómo hacerme reír, pero también sabía cómo cabrearme.
-¡¿qué diablos dani?!- grité mientras me daba vuelta sobre mis pies para poder verla.- me asustaste, tonta.- le rodé los ojos.
la miraba fijamente y con los brazos cruzados sobre mi pecho esperando una respuesta.
-nena, lo siento. no sabía que decir algo te asustaría de esa manera.- dijo después de unos incómodos segundos silenciosos.
-como sea. ¿qué quieres?
no tenía mucho tiempo pues tenía que seguir organizando mi maleta y tomar rumbo a myrtle beach para, así, por lo menos llegar y encontrar un buen lugar para quedarme, ya que se me había olvidado por completo reservar una habitación para "quedarme". y digo "quedarme" porque estaba segura que lo único que se quedaría ahí serían mi maleta y las maletas de las chicas.
-nada. sólo quería saber cómo estabas y qué estabas hacien- la interrumpí.
-sí, como sea. mira, ¿ya tienes tus cosas listas? digo, no podemos perder tiempo en cosas tan estúpidas como estas, ¿sabes?
ella me miró y se desvaneció la sonrisa que traía en sus labios. creo que yo tenía un don innato de poder hacer que el ánimo de las personas cambiara en cuestión de segundos con solo pronunciar algunas tontas palabras.
dani se quedó ahí y sin decir nada. yo jugaba con mi cabello. y luego la miré, le chasqueé los dedos.
-¿hooooolaaaaa?
ella reaccionó y me regaló una sonrisa fingida.
-ah, sí... eh, llamame cuando estés lista para decirle a allison y poder irnos. ¿está bien? adiós.- dijo sin más y se despidió con un leve movimiento en su mano.
me senté en mi cama. sonreí satisfecha. cerré mi maleta y la dejé en el suelo. me tumbé sobre las sábanas y busqué mi celular. nada nuevo. si no tenía nada que hacer, ¿entonces qué esperaba? mejor me daba una ducha para arreglarme y salir finalmente de los dormitorios universitarios. me puse de pie y entré al baño. me desnudé y me metí en la ducha.
**
me había puesto un conjunto rosado. era un short y una blusa pequeña que dejaba entrever mi ombligo. tenía unas sandalias que combinaban. mi cabello estaba suelto y me había maquillado muy poco, lo cual en verdad era algo extremadamente raro en mi. pero sí... ya estaba lista. salí del baño y busqué mi celular nuevamente y llamé a dani. ella contestó al milésimo timbre.
-¡¿HOLAAAAA?! ¿ESTÁS LISTAAAAAAA?- dos chicas gritaban en mi oído.
lo aparté de mi ya dañado tímpano y dejé que terminaran de gritar. luego coloqué de nuevo el celular en mi oído con delicadeza.
-sí. ¿nos vamos?- pregunté con un tono algo aburrido.
-¡SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII!- gritaron con una voz chillona. -nos encontramos en el estacionamiento. ¿okay? ¡BYEEEEEEEEEEEEEE AMIGAAAAAAAAAAAAAA!
colgué y guardé mi celular en uno de los bolsillos del short. tomé la maleta y me di un último vistazo en el espejo de cuerpo completo que estaba en la parte trasera de la puerta. me sonreí a mi misma al observar mi reflejo. giré la manija, abrí la puerta y cerré la misma detrás de mi.
sin más ni menos me fui con rumbo al estacionamiento.