C.O11

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CAPÍTULO ONCE

¡Lágrimas carmesí: La crueldad se hace presente!

Después de que el castaño dijera aquello, tres hombres aparecieron enfrente de ellos

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Después de que el castaño dijera aquello, tres hombres aparecieron enfrente de ellos. Por sus bandas pudieron saber que eran genin de la Aldea de la Cascada.

Mei se levantó lentamente, tomando su pergamino y guardándolo en su porta arma de la cintura. Sus compañeros también se pusieron de pie, aunque más alertas y tomando una posición de defensa.

—Juro, Goro, parece que es nuestro día de suerte. —Sonrió uno de los tipos—. Son solo unos niños.

Mei suspiró aburrida de las misma escenas de siempre.

—Tenías razón, Mei-chan. Ellos solo vinieron.

—Son demasiado predecibles —comentó aburrida—. Los ninjas no aprenden que no deben subestimar a sus enemigos. —Se colocó en cuclillas e inclinó su cabeza, fijando su vista en los ninjas de la Cascada.

—Eres demasiado presuntuosa, niña —dijo el tal Goro—. No deberían confiarse tanto.

Ella negó levemente.

—Por el contrario, no estoy confiada. La confianza es una esperanza segura de que algo ocurrirá de determinada manera, pero sigue siendo esperanza. Hay probabilidades de que algo en lo que confías, falle —explicó, tambaleándose en sus talones, aún en cuclillas—. Por mi parte, tengo la certeza de que les ganaré. Es decir, un conocimiento seguro. Dista bastante en significado.

Los tres ninja intercambiaron miradas socarronas y, con una sonrisa burlona, uno de ellos avanzó.

—Me encargaré de ti, mocosa —sentenció Juro—. Te mataré y entonces entenderás que tu estúpida actitud no engaña a nadie.

Mei se colocó de pie lentamente, con sus brazos colgando a los costados de su cuerpo y la cabeza gacha. Entonces, al alzar la mirada, una sonrisa que a los presentes les resultó tétrica adornaba sus labios. Clavó su mirada en su oponente, sus ojos más oscuros de lo normal, parecían cubiertos por una sombra que no presagiaba nada bueno.

—Entonces, tendré que matarte primero.

Masaru y Jun intercambiaron miradas antes de dirigirle una mirada de tristeza al tipo frente a ellos.

Pobre. Este tipo ya está muerto, nada más no le han avisado —pensaron ambos. Pues sabían que ella definitivamente le arrancaría la vida, empezaban a conocerla bastante bien. Y ellos sabían, que Mei no mentía.

Juro desenvainó su katana y se lanzó contra Mei, quien detuvo su ataque con un kunai, se alejaron y volvieron a atacarse. Mientras tanto, Goro atacaba a Jun y el otro a Masaru, captando la atención de Mei y distrayéndola. Entonces, la katana de su oponente se clavó en su estómago.

𝗙𝗘𝗘𝗟 𝗧𝗛𝗘 𝗣𝗔𝗜𝗡 | GaaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora