E.OO8

4.6K 658 186
                                    

EPISODIO OCHO

¡Imposible negarse! El monstruo come galletas.

Los días de lluvia se extendieron alrededor de una semana

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Los días de lluvia se extendieron alrededor de una semana. Para el sexto día, Mei estaba cansada de estar dentro sin poder hacer nada. Había obligado a Kankuro a entrenar con ella, había cuidado de Gaara quien ya se encontraba mejor, incluso había limpiado toda habitación que estuviera disponible. Ya no sabía qué hacer para pasar el rato. Era alguien muy activa, siempre estaba en misiones, trabajando o entrenando, era raro que estuviera haciendo nada, a diferencia de Shikamaru que disfrutaba de estar vagueando. Ella sentía que moriría de un ataque de ansiedad en cualquier momento.

—Mei-chaan~ —canturreó Kankuro, asomándose por una de las puertas que daban a la sala, donde ella se encontraba.

Mei ni siquiera se molestó en levantarse del sofá para ver qué quería, simplemente balbuceó algo que buscó ser un qué pero que no había sido ni palabra, solo un sonido sin sentido. Tenía el rostro pegado a uno de los almohadones que decoraban el mueble, pensando en asfixiarse con la tela antes que seguir muriendo de aburrimiento. Sería una muerte más rápida y menos tediosa. Bueno, tal vez exageraba un poco.

—¡Meeei! —siguió insistiendo el castaño, acercándose a ella para sacudirla—. ¡Necesito atención! ¡Meeei, préstame atención!

—¿Qué mierda quieres, Bakankuro? —espetó ya molesta, girando un poco su rostro para hacerse oír y luego volviendo a aplastarlo contra el sofá.

—Pasas demasiado tiempo con Jun, ¡no es justo! ¿Por qué tienes que usar ese estúpido apodo tú también? —se quejó, cruzándose de brazos ofendido. La chica no le respondió, ignorándolo con toda intención, consiguiendo que el chico olvidara su berrinche y volviera a sacudirla—. Mei-chan, quiero galletas.

—¿Y eso a mí qué? —masculló entre dientes mientras lo empujaba, tratando de quitárselo de encima pero Kankuro no se rendía, y estiraba sus brazos tratando de seguir molestando a la chica—. Kankuro... —advirtió.

—¡Y tú cocinas delicioso! ¡Anda, Mei, hazme galletas! ¡Por favor, por favor, por favor!

—¿Por qué debería? —Arqueó una de sus cejas, mientras mantenía su mano en la frente del chico, alejándolo de ella.

—¡Porque si lo haces dejaré de molestarte! ¡Lo juro!

—No te creo. —Entrecerró sus ojos, desconfiada.

Kankuro se mantuvo en silencio, sin saber qué decir para convencerla, mientras la veía con unos enormes ojos de cachorro abandonado, aunque Mei no sentía ni una pizca de lástima por él. Ella solo lo veía aburrida, esperando algún argumento de parte del chico que creía poder convencerla.

Entonces, un muy confundido Gaara entró en la sala. El chico se encontraba en pijama, con unas pantuflas en sus pies y el cabello desordenado. Se había levantado de la cama únicamente porque había oído los gritos de su hermano mayor y había decidido ir a ver que ocurría. Al ver la situación solo pudo estar más confundido que antes, cosa que se hizo notar en su rostro.

𝗙𝗘𝗘𝗟 𝗧𝗛𝗘 𝗣𝗔𝗜𝗡 | GaaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora