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Estar en Roma era lo mejor. Era una ciudad asombrosa, con gente asombrosa. Era gracioso como todos los italianos hacían ademanes con cada frase, es que gran parte del idioma recaía en el uso de las manos. Había perdido la cuenta de las fotos que había tomado de Soojin y yo en diferentes sitios de la ciudad, las del coliseo eran mis favoritas, por supuesto. Soojin y yo habíamos acordado que dibujaría aquella fotografía del coliseo como había dibujado la del parque, sería... Nuestro paisaje 2.0
Por otro lado, la relación entre Soojin y Miyeon había mejorado notablemente. Claro que ambas seguían siendo bastante celosas y posesivas conmigo, pero al menos ya no se tiraban mierda la una a la otra y además, aunque Miyeon no lo dijera en voz alta, sé que admiraba el hecho de que Soojin estaba dispuesta a enfrentarse a sus padres sólo por mí.
—¿cariño?
—¿Sí? —pregunté mientras me frotaba las manos.
Estaba ansiosa, esa era nuestra última noche en Roma y quería que fuera espectacular para
Soojin y para mí. Iríamos a visitar la Fontana di Trevi. Aquella ciudad tenía una increíble riqueza artística y eso era algo que a Soojin y a mí nos encantaba y de todos los lugares por visitar, la Fontana di Trevi era el que más deseábamos ver porque es uno de los sitios más icónicos y monumentales del periodo barroco.
Además, luego de eso iríamos a cenar a un restaurante con increíbles terrazas, el cuál era súper exclusivo y dónde, gracias a Miyeon, Soojin y yo teníamos la mejor mesa reservada para pasar una velada inolvidable.
— ¿Puedes calmarte? Tu noviecita no estará en el baño eternamente —me dijo sonriendo y alborotando ligeramente mí cabello.
—Lo sé, Unnie, es sólo que... No lo sé. Cada que veo a Jinjin es... algo que no puedo explicar. Sólo la amo. ¿Entiendes?
—Entiendo.
—Además... Te aseguro que se pondrá guapísima para mí esta noche.
—Preferiría que no entraras en detalles y que trataran de no hacer mucho escándalo cuando vayan a su habitación, mañana debemos despertarnos temprano para que vayan al aeropuerto.
Yo me sonrojé ante su petición pero luego reí bajito y le di un golpe ligero en el hombro.
—Gracias por todo, Miyeonnie. Por darnos una oportunidad a mí y a Soojin y regalarnos este increíble viaje. Sé que no lo olvidaremos jamás.
—Eres lo que más amo en el mundo, nena, y si esa mocosa te hace feliz, mientras no te haga daño trataré de no ser muy cruel con ella —me respondió, encogiéndose de hombros.
—Claro, Miyeon, sigue fingiendo que no te ha robado el corazón —le dije en burla y ella me dio un abrazo cálido y protector.
—Hay algo más de lo que quiero hablarte antes de que se vayan.
