- "Cuando recupere la plata voy a seguir viniendo, porque yo tampoco te quiero dejar de ver"
Aquellas palabras habían quedado resonando en la cabeza de Martina desde aquel día, cada vez que revivía aquella escena, una sensación extraña y desconocida aparecía en su estómago. Se desconocía cuando se encontraba pensando en Paula, porque su corazón comenzaba a latir fuerte, hacía mucho que no se sentía de esa manera, ya se había desacostumbrado a tener esos sentimientos, y no estaba segura de si eso le gustaba o no.
Desde aquella noche que fueron detenidas en el bar, las cosas habían quedado bastante tensas entre todas y ninguna de las siete sabía muy bien por qué, pero estaban hartas de tener tanta mala suerte, así que decidieron darse un respiro cerrando el local por unos días.Cada una había seguido con su vida e intentaban cruzarse lo menos posible, realmente necesitaban su espacio para repensar aquellas cosas que quedaban inconclusas y que necesitaban ser resueltas. Sin embargo, Martina, no podía sacarse a la pelirroja de la cabeza, miraba su chat una y otra vez, no se animaba a escribirle, pasaba largos minutos mirando aquella conversación y cuando veía que su amiga se ponía en línea, ésta, rápidamente salía de Whatsapp nerviosa. ¿Qué te pasa?, se decía a sí misma, no entendía por qué estaba actuando de esa forma, ¿desde cuándo le daban nervios una persona, desde cuándo se ponía tensa al pensar en alguien más?. En realidad, ella sabía muy bien lo que estaba ocurriendo, pero prefería hacerse la desentendida y pensar en otras cosas, aunque últimamente, eso se le estaba haciendo un poco imposible.
Esa noche había invitado a Lena a cenar, a pesar de que se sentía mal por actuar de esa manera, ya que quería pasar un rato con ella para intentar olvidarse de Paula, necesitaba despejarse y pensar en otras cosas, y la morocha siempre era una buena compañía.- Hola hermosa- dijo Lena al pasar por la puerta con dos botellas de cerveza en ambas manos mientras le depositaba un largo beso en la comisura de los labios.
Martina sólo se limitó a sonreír, seguido de una "hola" un poco desganado.
Lena, desde hacía un tiempo sabía que andaba con algo en la cabeza que no la dejaba tranquila, pero prefería no preguntar, ya que temía escuchar aquella respuesta, que sin saberlo, se aproximaba.
- ¿Cómo estás?- preguntó Lena a medida que se sentaba en aquel sillón, mientras miraba a Martina desde lejos servir la cerveza en dos vasos.
- No muy bien- dijo de manera sincera- no sé qué me pasa, me siento un poco sola últimamente...- suspiró- debe ser porque hace mucho que no veo a mis amigas.
Hubo un silencio.
- ¿Y por qué no les decís de verse?, digo, fuera del ámbito de trabajo, una cena tranquila, en tu casa, quizás eso les haga bien a todas.
- No sé si van a querer...bah, ninguna ha mostrado interés en verse, ni siquiera Caro- dijo un poco triste- no sé nada de ella desde hace una semana...- sin darse cuenta puso en palabras lo que llevaba pensando desde hacía todo el día.
- ¿Ella?- dijo la morocha fingiendo sorpresa- ellas querrás decir, sonando con un tono desafiante, típico de Lena.
- Eso dije- la miró, intentando evadir aquella situación innecesariamente tensa.
Luego de un silencio bastante abrupto, la conversación comenzó a distenderse y volvieron a ser las de siempre. Ambas disfrutaban mucho de la compañía de la otra, sin embargo, Martina seguía un poco distante y Lena comenzaba a cansarse de esforzarse tanto para remontar la situación.
- Bueno, ¿me vas a decir lo que te pasa?- dijo cambiando la dirección de la conversación al darse cuenta de que la rubia no la estaba escuchando y sólo se limitaba a asentar la cabeza mientras miraba el vaso de cerveza casi vacío.
Al escuchar eso, la mente de Martina se descolocó por completo, lo cual hizo que esta reaccionara y saliera de aquella burbuja en la que estaba inmersa quien sabe hacía cuánto tiempo.
Lena la miraba con aquellos ojos un poco intimidantes.- No sé qué querés que te diga, ya te dije que no estoy bien- seguía sin mirarla a los ojos.
- Dale boluda, ¿me estás jodiendo?- Lena comenzaba a molestarse- hace dos horas que estoy intentando distraerte, me estoy esforzando para hacerte sentir mejor sin pedirte ningún tipo de explicación y vos ni siquiera te dignas a mirarme a los ojos cuando te hablo, estoy cansada de que me pongas en esta posición- a medida que las palabras salían de su boca, el volumen de su voz comenzaba a aumentar inconscientemente.
Silencio.
- ¿No me vas a decir nada?- Lena ya estaba de muy malhumor, y Martina no podía armar una oración en la que no la lastimara con sus palabras.
- No sé qué me pasa- se limitó a decir.
- Yo si sé lo que te pasa, y no te animás a decirlo- Lena la conocía lo suficiente a Martina para darse cuenta que lo que sentía en ese momento era culpa- no te bancas lo que te pasa.
- Lo que me pasa con qué- la rubia no dejaba de evitar hablar del tema, haciéndose la que no entendía a lo que iba Lena.
- Y que te gusta boluda... que te gusta Paula y no querés aceptarlo y no entiendo por qué- realmente Lena no entendía muy bien el motivo por el cual Martina estaba tan mal, o en realidad si entendía, pero no quería aceptarlo.
Su corazón empezó a latir rápidamente, Lena había puesto en palabras lo que la venía "molestando" hacía unos días y que no se animaba a hacerlo realidad.
Permanecía en silencio, mirando hacia abajo. Sentía culpa, porque lo que estaba sintiendo por la pelirroja era mucho más intenso que lo que alguna vez sintió con cualquier otra persona, incluso con Lena. No sabía qué decirle, porque ni ella misma se entendía, no estaba claro en su cabeza lo que le pasaba y le costaba mucho enfrentarlo. Lena la miraba, ya sin quedarle un gramo de paciencia en su interior.- Te enamoraste, eso pasa- rió irónicamente, con lágrimas en los ojos.
Sin decir nada, se levantó de aquel sillón, y se fue, cerrando la puerta con fuerza, y dejando a Martina con las últimas palabras que habían salido de su boca, retumbando en su cabeza, una y otra vez.
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Luego de haberse quedado alrededor de una hora sentada en el suelo del living de su casa, con un cigarrillo en una de sus manos y con el vaso de cerveza en la otra, no dejaba de pensar en lo que Lena le había dicho. Se sentía pésimo por ella, pero a pesar de eso, su mente estaba un poco más clara y eso la ayudaba a pensar mejor.
Ya cansada, y con lágrimas en los ojos, intentaba llamar a Lena por milésima vez pero seguía sin tener respuestas, logró comprender que tenía que darle el espacio que necesitaba, así que dejó de insistir.
Prosiguió a levantarse y dirigirse a la cama, la cerveza comenzaba a hacerle efecto y un sueño atroz invadió todo su cuerpo. Se desplomó en la cama, sin vestirse ni sacarse el maquillaje y se quedó mirando el techo, en la oscuridad. De repente, la pantalla del celular, que se encontraba en la mesa de luz, se encendió iluminando tenuemente la habitación de Martina. Esta, rápidamente se reincorporó para agarrarlo pensando que de Lena se trataba, pero no era ella.- "Cuando dije que no quería dejar de verte, era enserio... ya te extraño".
El mensaje llegó como un balde de agua fría. Provocando en ella una sensación totalmente desconocida.
Dejó el teléfono donde estaba, sin responder, volvió a la posición inicial en la que se encontraba, mirando el techo, un nudo en el estómago se apoderó de ella.
De repente se encontró sonriendo y suspirando.
Sí- soltó en voz alta, haciendo alusión a aquello que Lena le había dicho hacía unas horas atrás.