L͜͡i͜͡t͜͡t͜͡l͜͡e͜͡ B͜͡a͜͡b͜͡y͜͡ | ᶠᵉˡⁱˣ ʰᵃʳᵉᵐ

|"INcredible"|

si había alguien que podría confundir su personalidad por tener una dulce y tierna apariencia pero ser un demonio en persona, definitivamente sería Yang Jeongin.

Jeongin era un joven atractivo, tierno e inteligente, pero 0 popular, él amaba el silencio de la biblioteca y mirar a cierto chico con estrellas en su rostro, le encantaba mirarlo como ahora lo hacía

—Jeongin, si no haces nada por él, no va a llegar algo de la nada para que él haga algo— reclamó Beomgyu, su mejor amigo

—Beom, de todas formas yo creo que él jamás se fijaría en alguien como yo, soy un  cero a la izquierda para cualquier persona— respondió con una voz triste

—entonces yo no soy cualquier persona, porque para mí no eres un cero a la izquierda— le sonrió —y créeme que para él tampoco lo eres, Innie, eres increíble— Choi le sonrió a su amigo, haciéndolo sentir un poco mejor

siguieron haciendo su tarea, Jeongin estaba concentrado en buscar un significado hasta que Beomgyu lo sacó de sus pensamientos

—Innie, mira— susurró en su oído —él está intentando bajar un libro, ayúdalo, ha estado un buen rato intentando— Jeongin alzó la mirada y en efecto

Yang se apresuró a ir con el chico de menor estatura, colocarse detrás de él y bajar el libro con el que Felix ha estado batallando durante 10 minutos

—y-yo... G-gracias— el chico con apariencia de zorro le sonrió mostrando dos lindos hoyuelos -lo he querido leer desde hace un tiempo, pero no lo alcanzaba, pero veo que seguía sin alcanzarlo— río un poco, encantando más al corazón de Jeongin

—chico, no creces tan rápido de una semana a otra— dijo en un tono divertido

—no me digas chico, llámame Felix— Jeongin sonrió, le dijo su nombre sin haberlo pedido

—está bien, Felix— el nombrado sonrió —Yo soy Yang Jeongin— el futuro amor de tu vida, pensó.

en cuanto Felix se fue, porque se le hacía tarde, Jeongin regresó con Beomgyu con una sonrisa

—¡eres increíble, Innie!— gritó en un susurro —yo no he logrado que ese chico mayor me diga su nombre— dijo con un puchero

—lo lograrás, Beom, ya verás— decía Jeongin mirando hacía la entrada de la biblioteca, por donde se había ido Felix hace unos instantes.

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