Juegos de luces, explosiones, miles de voces en frenesí, la tierra temblaba al compás de la batería y la voz rasposa que amenizaba entró en momentáneo reposo.
El llanto de la guitarra principal de GLAY sonó con fuerza acallando a las masas que imploraban por más canciones. Dos, tres giros al frente y una pose triunfal al final, esa guitarra eléctrica plateada dinamitó los gritos de los presentes en total fascinación.
Una mano al aire llamó la atención, sonidos rimbombantes provenientes del bajo silenciaron a la audiencia. Varios saltos simpáticos en el escenario al ritmo de las gruesas cuerdas y un grito casi mudo para finalizar. La multitud presente enloqueció.
¿Quién habrá ganado?
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El enfrentamiento que ocurrió en el Nihon Budokan aquella noche de Otoño.
Storie breviNoche de concierto, noche de demostrar quién de ambos es el mejor.
