3 - Voto de confianza

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-¿Dormiremos juntos? -inquirió Wei Ying al ver una sola cama en la habitación que sería exclusivamente de los recién casados. Lo único que quería era descansar y olvidar lo ocurrido ese día, pero parecía que su padre y el viejo QiRen estaban aferrados a la idea de unirlos.

-Dormiré en el sofá -anunció el jade, sabiendo que sería lo correcto. No iba a forzar la relación entre ellos; ninguno de los dos había deseado ese compromiso, no se amaban, no se gustaban y, claro, tampoco compartirían más allá de un saludo.

Wuxian agradeció que fuera comprensivo, así que esa noche no se le ocurrió decir nada más para quejarse. Al irse la luz, el aroma a sándalo inundó cada rincón del cuarto, incluyendo las sábanas en las que estaba envuelto. Era la misma fragancia que había percibido al ingresar a Gusu y la misma que rodeaba el aura de Lan WangJi. Lo odiaba, pero por primera vez en muchos años, pudo conciliar el sueño.

Al caer en la profundidad de su inconsciencia, el sueño cálido y tranquilizador, lentamente se transformó en una horrible pesadilla. Dentro de su imaginación todo era tan real; varias siluetas caminaban a lo lejos, escuchaba voces que lo llamaban y el cielo estaba teñido de rojo como sus manos manchadas de sangre. Al bajar la mirada, descubrió un vacío abrumador.

Se encontraba parado en la cima de una montaña, sobre decenas de esqueletos carcomidos por los cuervos que revoloteaban cerca de él. En su mano derecha sostenía una flauta hecha de bambú, tallada con patrones que jamás había visto, y en la otra sujetaba fuertemente un objeto que no reconocía. Podía sentir su cabello más largo y las gotas rojizas resbalando por sus dedos.

-Eres tú -susurraron, haciendo que Wei Wuxian se girara apresurado. Quería saber quién era y por qué lo hacía tener esas pesadillas e ilusiones-. El cielo se teñirá de negro, el agua se tornará roja, la tierra se cubrirá de sangre y los muertos resurgirán de sus tumbas con la melodía de una flauta. El mundo se apagará.

-¿Qué significa eso? ¿Por qué pasaría eso? ¿Por qué estoy aquí?

-Es tu destino -respondió el espectro, nublándose ligeramente con las corrientes de aire que golpeaban su pecho deforme-. Te ocultan la verdad porque la has olvidado, pero tú la conoces. Está ahí, y cuando despierte, no podrás frenarlo.

-¡Eso es mentira! -objetó angustiado, soltando los instrumentos para tratar de alcanzar a la sombra que se desvanecía con el mínimo roce-. ¿Quién eres? ¿Por qué me torturas de este modo?

-¿Quién soy? Eso también lo sabes -mencionó, disipándose con el aire-. . Cuando lo hagas, el misterio se revelará ante ti y las mentiras cobrarán sentido.

-¡Espera! -gritó, levantándose agitado y asustado. Sus brazos estaban extendidos hacia el frente como si intentaran agarrar algo, pero no lo había logrado.

-¡Wei Wuxian! -pronunció, encendiendo rápidamente las veladoras para poder ir hacia él y ayudarlo. Al llegar al pie de la cama, un par de ojos rojizos le observaban fijamente, derramando lágrimas-. ¿Fue una pesadilla?

-Dime, ¿me casé contigo por un motivo que no sé? -cuestionó, desviando su vista a sus manos. Hace unas horas se había caído y tenía cortadas en las palmas y dedos, ahora simplemente habían desaparecido-. ¿Por qué me casarían con alguien de la secta Gusu Lan? ¿Por qué la secta Gusu Lan admitiría al hijo bastardo de Wen RuoHan? ¿Qué ganaban ustedes? ¿Qué ganaba uno de los gemelos jades al casarse con esta basura? ¡No entiendo! ¡No lo entiendo! -bramó, cubriéndose el rostro para que no lo vieran llorar. Últimamente, las emociones que deseaba esconder, solo fluían en un mar de lágrimas que no podía contener; eso lo frustraba y hacía que se detestara por ser débil.

OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora