1. AGARRADOS DE LA MANO.

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Era un día como cualquier otro, el sol estaba saliendo en aquellos momentos en los que dos figuras se encontraban paseando por el parque. Ambos iban con  las manos metidas en los bolsillos, refrescaba un poco y eso era innegable, pero aún así, ellos disfrutaban de una larga caminata por las mañanas.

El albino de ojos claros, de nombre Norman, era el más animado. Una sonrisa se hallaba esbozada en sus labios, gesto para nada extraño teniendo en cuenta sus facciones. Su piel, pálida, era suavemente iluminada por la luz tenue.
Junto a él, iba un pelinegro de gran flequillo: Ray. Con su expresión seria de siempre, se ganaba la descripción de '' intimidante ''. Pero bien sabían todos que eso era así hasta que le daba por callarles la boca con una sonrisa.

— Hoy hace un buen día. — comentó en un tono calmado y dulce Norman, ganándose así la atención de Ray. Los ojos de este último se dirigieron a los ajenos.

— Sí. No es como otros en los que hacía tanto calor y eso.

El de tez más pálida rió con calma, sin embargo, el de cabellos negruzcos se mantuvo en silencio, aún observando al chico, mas esta acción solo duró un par de segundos antes de que volviera a prestar atención al ambiente.

Pasó un minuto de silencio, después otro. Así hasta que ambos llegaron al gran árbol del centro: era maravilloso. Tronco robusto, y hojas suaves de tonos verdes. Hacían una combinación perfecta.
A la sombra, se hallaba un banco, en el que rápidamente se sentó Norman, siendo acompañado de Ray, que iba a un paso más calmado.

— Siempre me ha encantado este sitio. — musitó el de cabellos blancos. — Es hermoso.

— No te falta razón. — retomó Ray la palabra de forma gentil; dirigió su mirada a la copa del árbol. — Deberíamos venir más veces a lo largo del día.

La mano del azabache fue a parar al banco, apoyada con la misma suavidad que ahora poseía en su fisonomía. Norman se le quedó mirando por un par de segundos.

— Es cierto. Pero a estas horas está completamente solo. Y, es más bonito. — respondió mientras su mano era colocada sobre la de su acompañante.

Pasaron cinco segundos, casi eternos, y bastante incómodos. Ray ya se había percatado de que la mano de Norman yacía ahora sobre la suya, pero este último parecía ausente.
Lentamente, de manos sueltas, pasaron a manos entrelazadas. Ahí fue cuando ambos retomaron el color que necesitaban en su rostro.

— Esto...es extraño. — se apresuró el de pelo negro a soltar. — Pero tampoco me incómoda la postura...

— Ya...a mí tampoco.

Se miraron a los ojos por unos segundos, antes de que ambos levantaran la mano que tenían libre para unirlas, en total sinfonía. Se sentía muy bien.

— Nunca pensé que darle la mano a alguien de esta forma...sería tan bonito. — susurró Ray con un tono avergonzado.

— Hay que probar cosas nuevas, Ray.

Y sonrieron. Sus manos siguieron unidas por un rato, que para ellos no fue suficiente.

✧ 30 DÍAS DE OTP ✧ NORRAY.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora