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Esta noche me di cuenta de lo asustada que estoy de la muerte.

No quiero encontrarme con ella, pero desde que nací tengo un reloj en mi pecho y un deseo insatisfecho de conocerla. Estoy asustada, de verdad, y desafortunadamente ella no me tiene miedo. Me espera como un niño espera a que el médico le dé una paleta, me espera como un novio a su esposa en el día de la boda. Y le digo ella, porque ningún hombre podría tener la delicadeza de tomar tu alma mientras duermes. La muerte aguarda en la puerta de mi casa, y no necesita esforzarse para matarme, no comete errores y tampoco apura las cosas, llega a su tiempo.

La he visto tomar té conmigo, ella siempre carga mis maletas, quiere que este cómoda y así sorprenderme. La siento cerca, pero no estoy lista para irme con ella, me falta mucho, mucho, mucho.

Ceremonials: PoesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora