No podía dormir puesto que sus pensamientos no lo dejaban descansar tranquilamente. Se movía de un lado a otro intentando conciliar el sueño, pero por mucho que intentara resultaba imposible; Y no sólo porque viajar en un barco pequeño era algo a lo que él no estaba acostumbrado, honestamente no sabía porque había decidido ir.
No era asunto suyo a decir verdad, era nada más y nada menos que otra absurda aventura de Yugi Mutou y sus fastidiosos amigos. Claro que no estaría interesado absolutamente en formar parte de ello, al menos eso fue antes de que él mismo viajara al antiguo Egipto gracias al Faraón. Podía optar por esa opción, o quizás ya se había vuelto loco; prefería creer que aún seguía cuerdo y que mágicamente todo lo que experimentó fue real.
Lo que le robaba el sueño al empresario en ese instante, era pensar en el destino de la presencia del llamado faraón, o Yami, como él le decía. Aquel ser que se enfrentaba a él con tanta pasión y emoción durante los duelos, y quien no solo le arrebató el título de Rey de los Juegos...
También le arrebató el corazón, por más que él no lo admitiera.
Él era la única persona digna de hacerse llamar su rival, el único con quien Seto Kaiba mostraría su verdadero entusiasmo para conseguir lo que quiere y no precisamente solo en los duelos de monstruos.
¿Cómo debía acercarse a él ahora para despedirse?
La situación entre ellos no era precisamente sencilla, en especial luego de crear recuerdos juntos; desde la rivalidad en los duelos, hasta la pasión en el amor que compartían.
Se sentó en el borde de la cama y pasó sus manos por su rostro hasta deslizarlas por su cabello, mientras un largo suspiro escapó de sus labios. Sus pensamientos seguían torturándolo, era una pesadilla. No tenía dudas sobre lo que sentía, pero era duro de asimilar y es que desde que Seto escuchó que Yugi sería quien enfrentaría al faraón, él no había hecho más que cuestionar para sí mismo sobre la capacidades de ambos. Por un lado estaba su rival, quien lo había vencido a él incontables veces aunque contara con su poderoso deck de ojos azules y luego estaba Yugi Mutou, quien al principio no parecía una amenaza; pero luego de compartir una sola mente con el espíritu del rompecabezas seguramente sabia ya las técnicas de Yami.
De acuerdo a lo que Marik dijo antes: El faraón debe llevar a cabo un duelo Ritual y debe ser derrotado por su oponente. Solo de esa forma su alma será liberada.
Liberada... ¿eh?
No podía evitar que esa idea le hiciera mucho ruido y le evitara dormir.El joven empresario rodó sus ojos con fastidio y se puso de pie. Tal vez tomar algo de aire le haría bien o al menos le ayudaría a poner en orden las ideas que rondaban por su cabeza. Caminó lentamente hacia la puerta y posó su mano sobre la perilla sin abrirla aún; sus ojos azules se enfocaron en su mano mientras sostenía esa perilla, como si hubiera algo interesante para ver.
Ya no lo volvería a ver. Jamás.
Mientras él aún no captaba lo que sus sentimientos querían transmitirle, su ser gritaba por dentro que no estaba contento con eso, que perderlo y no volver a verlo sería el peor de los castigos. Porque no importaba cuantas veces lo negara, extrañaría todo de él; desde su determinación y pasión que mostraba en cada duelo, sus expresiones y exageradas poses al convocar un monstruo o trampa. Pero más aún extrañaría esos ojos violetas que le caracterizaban, tan desafiantes y tercos, pero llenos de amabilidad. Hasta el más mínimo detalle de él se le venía a la cabeza justo ahora.
Se detuvo en seco una vez que salió de la cubierta a babor. Sus orbes azules se abrieron grandemente al divisar una ya conocida silueta que le daba la espalda y parecía observar el mar en medio de todo aquel frío, acompañado por nada más que la luz de la luna, con ambas manos sobre la barandilla del barco. Sus mechones rubios bailaban sin ningún tipo de orden, agitados por el aire helado que también le daba en la cara; aún así, el tricolor parecía tan inmerso en sus pensamientos como para darse cuenta del clima.
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Take a Fall
RomanceEl faraón descansa en paz desde su derrota contra Yugi Mutou para liberar su alma. Sin embargo, Seto Kaiba tras su fallido intento de vivir una vida sin su rival y amante, se debatirá en si buscar las piezas del Rompecabezas del Milenio o no para tr...