Capitulo 2: Sangre por libertad

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Gokayama, la aldea mas vigilada por los gobernantes se encontraba bajo ataque de las tropas enemigas
Los soldados asignados eran superados en número y los centinelas estaban siendo destruidos con explosivos
El miedo había llenado a sus habitantes que sin esperanza de salir convida, preferían ocultarse bajo sus hogares hasta que la masacre terminara,
O al menos eso se pretendía,
Los disparos seguían y los gritos de agonía de los soldados llenaban la aldea y los habitantes temían por sus vidas
Las casas comenzaban a verse envueltas en el caos, el fuego y los explosivos comenzaban a destruir refugios
Y entre esas destrucciones, el hogar de una familia trabajadora se había colapsado gracias a las explosiones
De entre los escombros y el caos, la familia se levantaba sin llamar la atención
Intentando escabullirse por los hogares destruidos y el caos formado por el ataque
Una pareja de padres trabajadores y su hija cual existencia había sido ocultada a la aldea
La familia se acercaba mas y mas al final de la aldea y con ello a su libertad
Pero, una explosión tras de ellos causada por un atacante se encargo de eliminar a la pequeña familia
La batalla continuaba, y sin cautela ni esmero las tropas avanzaban a la conquista de Gokayama
Las horas pasaron y la noche dio paso a los rayos del sol
Los nuevos soldados exploraban la zona conquistada haciendo conteo de las bajas y los aldeanos asesinados
-Los centinelas y los vigilantes fueron completamente aniquilados, hay que revisar las zonas allegadas a la aldea por cadáveres de aldeanos y posibles intentos de escape
Encargo el General de las fuerzas, cuya orden y voto era inexpugnable
Los soldados acataron las ordenes y divididos en tropas comenzaron a explorar las zonas del bosque y las montañas
El conteo de cadáveres era enorme y sin afán ni respeto, los cadáveres eran abandonados en la zona de nieve cerca de las montañas
Ancianos, mujeres y niños, los cadáveres eran llevados sin mero recelo a la zona de abandono
-¿Son todos?
-Si, todos los cadáveres han sido abandonados en la zona helada de las montañas
-Bien, vuelvan a la aldea para hacer custodia
El gobernante enemigo intentara recuperar nuevamente su antigua tierra.
Los soldados abandonaron la zona y sin mas, los cadáveres habían sido abandonados a la intemperie
Pero, su falta de análisis dejo convida a una mujer ,una joven cuya existencia dentro de la aldea era desconocida
Y aquellos que la criaban se encontraban muertos junto a ella
Sin duda ni temor, la joven tomo abrigos y cosas de utilidad de los cadáveres adyacentes a sus padres
La joven se preparo sin mayor equipo que ropas para el frío y unas pocas herramientas
Entre ellas, una Suizan que podría servir para defenderse de toda bestia o enemigo al que pueda encontrar en el camino
Un camino en busca de la única esperanza de aquellas personas
Las horas pasaban y la joven se acercaba cada vez mas a la cima de las montañas
Pero, las bastas heridas comenzaban a alterar su resistencia
El frío, la falta de cuidado y equipo comenzaron a dañarla lentamente
La joven cayo de dolor sobre la nieve y perdió el conocimiento
La Fe se mantendría en ella hasta el momento de su colapso
La nieve comenzaba a cubrirla lenta y delicadamente con sus tonos blancos
Sin mayor aviso, una extraña figura comenzó a acercarse al cuerpo inmóvil de la joven
Decidido a sacarla de su entierro blanquecino, aquel extraña figura se la llevo a un lugar de reposo
Las horas pasaron y la joven parecía recobrar el conocimiento
-¿Donde estoy?...
La joven se atrevió a preguntar
-Estas a salvo, si es lo que mas te preocupa
Respondió aquel extraño de vestimentas arraigadas
Y un extraño "Casa" capaz de cubrir su rostro
El extraño se acerco a la joven de forma delicada y le ofreció un pequeño té de hierbas medicinales
-Me encargue de tratar tus heridas, ahora, debes encargarte de reposar
El extraño se levanto y dejo sus pesados abrigos sobre la "Tana" del cuarto, incluyendo su "Casa"
El rostro de un joven se encontraba oculto por aquel extravagante sombrero
-¿Quien eres?
Pregunto la joven, conmocionada por la apariencia del joven
-Soy el hijo de Akira y Yoriko
Este fue su hogar y ahora soy el encargado de protegerlo
Replico el joven sin mostrar su aflicción
-Aun no me ha dicho su nombre, joven hijo de akira y yoriko
Replico la joven con interés
-Mejor dígame, ¿Que hacia usted en estos paramos de la montaña?
El joven pregunto inquieto, pensante en las heridas vistas en la joven
-Soy de una pequeña aldea, al pie de las cumbres de la montaña
La aldea Gakayama, anteriormente cuidada por uno de los 4 gobernantes
Pero, fue atacada anoche por fuerzas de repentina aparición
La joven contó a lujo de detalle la masacre dada en la aldea, la perdida de sus padres y su caminata en dirección a la cumbre de las montañas
-¿A quien esperabas encontrar en la cumbre de las montañas?
Pregunto el joven denotando un poco de curiosidad
-En la aldea se hablaba de un hombre de edad avanzada, alguien que luchaba por la libertad de aquellos que la merecieran
La joven agachaba la cabeza, llena de melancolía
-Aquel que buscabas era el último comandante que quedaba de las fuerzas de los antiguos Shogun
Mi padre...
El joven contemplo un par de espadas postradas sobre un escudo elevado en la pared
Las antigüas armas de su padre, con las que se había vuelto la leyenda tan mencionada
La joven fijo su mirada en el joven, el cual se notaba lleno de dolor y un extraño semblante de culpa
-¿No hay nadie que pueda ayudar a mi aldea?
Pregunto la joven entristecida
-¿Cuantos murieron en tu aldea?
Pregunto el joven lleno de un sentimiento de rabia
-Asesinaron si piedad a mas de 30 personas que intentaban mantenerse convida
Niños, niñas, mujeres y ancianos fueron abandonados sin mayor afán en los lares de esta montaña
La joven aprecio un semblante de iniciativa sobre el joven
-En 3 días vengaremos a tus allegados y a aquellos inocentes muertos
El joven tomo las espadas de su padre y con una reverencia dio inicio a su preparación para el ataque a las personas encargadas de someter a la aldea al pie de las cumbres
La pequeña aldea Gokayama veria el resplandor de la fe nuevamente
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La libertad nunca es dada voluntariamente por el opresor; debe ser demandada por el oprimido (Martin Luther King, Jr.)

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