Capitulo 4: Nuevas esperanzas

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Tras aquellos eventos, Kumiko se veía más motivada en su entrenamiento
Tenía que devolver a su aldea la libertad que les había sido arrebatada hace años, al menos en memoria a sus padres

-Hotaro, necesito hablar contigo
Kumiko se acercó con gran velocidad, su semblante reflejaba la necesidad de hacer pagar a aquel ser despreciable que había manchado la nieve de su aldea
-Kumiko, tenemos un cambio de planes
El ataque se hará después de que la luna llena cubra la aldea
Altas horas de la madrugada.
El tono de Hotaro era de preocupación, su miraba mantenía su frialdad característica pero la voz se había tornado algo temblorosa
Un detalle casi indetectable
-Ha ocurrido algo?
Kumiko olvidó su pregunta y se centro en averiguar que le tenía así, romper las inmutabilidad de la que kumiko había sido testigo durante la masacre
-El gobernador no solo se conformara con tener tales defensas, se planea implantar bombas a los primogénitos a primera hora
Un plan de defensa y ataque ante posibles invasiones enemigas.
Kumiko no podía creer lo que oía, no solo era un ser insensible
Aquel que tenía el poder de su aldea era un monstruo en pieles humanas
-En ese caso, necesito que me enseñes a manejar la Katana.
No podré defenderme con las manos desnudas, sin importar el entrenamiento que me des
Deberé tener algo con que pueda defenderme.
Hotaro suspiro y simplemente dio vuelta a su andar
-Una Katana no es tan fácil de blandir, no solo es necesario entrenamiento
Se necesita el control total de tus emociones para no caer en la provocación enemiga, todo movimiento debe ser fríamente calculado y no hecho en base a instintos.
Kumiko tomo la espada de Kotaro y la blandio en señal de duelo.
-Pruebame, no soy lo que parezco
Puedo tener madera de samurái, por mis padres
Por mi pueblo...
Hotaro la vio con gran impresión, aún si no era la mejor decisión ella se veía decidida para no darle oportunidad
Blandiendo su segunda espada, tomo distancia y se preparo para la pelea.
-Demuestrame que eres digna de blandir la espada que tienes en manos, demuestrame lo que vales
Kumiko empezó a temblar, la irá se había dispersado dejando un temor por su vida
Su semblante de veía alterado, sus emociones eran un caos del que no podía escapar.
-Perdiste antes de lo que esperé...
Perder ante las emociones, es perder ante el rival.
Tras ella, Hotaro se hayaba con un semblante de desilusión
Sus palabras le atravesaron como el filo de la espada lo hubiera hecho
Sus lágrimas no se hicieron esperar, kumiko se lanzo hacia Hotaro dando golpes en su pecho
-Porque no puedo ser fuerte?...
Porque no puedo perder el miedo?...
Porque no puedo ayudarte, no puedo...
Hotaro suspiro ante tales palabras y simplemente se resigno a acariciar un poco su cabello
-Confio en que lograrás tomar el control cuando sea necesario
Cuando las cosas se vean complicadas, sé que estarás ahí.
Las palabras de Hotaro se habían vuelto cálidas, su frío semblante no combinaba con sus palabras pero eran suficientes para ella
-Gracias, por confiar en mí...
Hotaro.
Kumiko le entrego la espada y se dirigió a continuar con su entrenamiento
Las lágrimas se habían desvanecido de su rostro dejando una pequeña sonrisa de satisfacción
El apoyo de aquel joven le había servido de inspiración tras desahogar sus emociones
El tiempo paso y la luna se encontraba al caer sobre Gokayama
Hotaro y kumiko bajaban de aquella montaña a la que el pueblo le entregaba sus esperanzas
Aquel joven finalmente había escuchado las plegarias que le habían dedicado
Plegarias que habían llegado en  Kumiko
-Kumiko, necesito que tengas esto
Dale un bueno uso, confío en ti
Hotaro le entrego una "Tanegashimā" para su defensa
Un arma antigua de calibre ligero, un rifle usado por samuráis de alto nivel en las tropas
-Esto...
Cómo sé usa?.
Hotaro le vio sorprendido, pero comprendió su desconocimiento con armas y más siendo de un pasado casi ancestral
-Simplemente debes de insertar pólvora, ingresar la bala y disparar a todo enemigo que parezca peligroso
Hotaro le dio una pequeña muestra ingresando una bala dejándola preparada en la cabina
-Pero, nunca he disparado...
Kumiko le veía sorprendída a la vez que extrañada, su tono denotaban el nerviosismo por tener que matar dado el momento
-Confio en que lo lograrás, eres una samurái
Tal vez en el fondo
Hotaro le dio una pequeña sonrisa, la sonrisa más cálida que kumiko había visto en el
Una vez cerca de la aldea, ambos se prepararon tomando lugares estratégicos entre los árboles del bosque
La luna se encontraba en su punto más alto, Hotaro comenzaba a descender a la aldea dejando a kumiko oculta entre los árboles
Oculto entre la nieve, Hotaro empezó su intento de infiltrarse a la aldea
Los centinelas de la aldea comenzaron a acercarse a Hotaro, los sensores de calor eran de las menores entre su gran gama de tecnologías
Hotaro se vio obligado a enterrarse en la nieve, pero los centinelas no eran tan fáciles de engañar
Tras ver la figura humana de Hotaro, una alarma fue enviada a toda infantería dentro de la aldea, sin mayor opción, Hotaro se vio obligado a ingresar a la aldea sin cautela
Las balas no se hacían esperar tras cada vista del samurai
-Esta ingresando en propiedad del general mayor de este mundo
Entreguese y su muerte será rápida
Los soldados comenzaban a pedirle a Hotaro que se entregará, pero su muerte sería inminente
Si iba a morir, sería peleando como un verdadero samurai
Los aldeanos comenzaban a salir de sus hogares, los disparos no solo impedían dormir, si no que levantaban la curiosidad por saber quién le traía problemas a las fuerzas armadas.
Tran ver su pequeña oportunidad, Kumiko apunto su rifle a la cabeza de un soldado
Sus manos temblaban, su corazón latía a mil
"Confío en ti"
Las palabras de Hotaro resonaban en su cabeza, el la necesitaba y ella no iba a fallarle
Tras tomar aire volvió a apuntar lo mejor que pudo
-No te voy a fallar, mi samurái
Kumiko disparó, todos quedaron pasmados
La cabeza de un soldado había explotado gracias a un disparo, pero no se sabía de dónde había salido la bala
Hotaro aprovecho ese lapso de sorpresa y se acercó a sus enemigos, los soldados comenzaban a desconfiar de aquellas máquinas centinelas que les acompañaban
El samurái atravesó la aldea siendo visto por todos sus habitantes
Las personas no se hicieron esperar, tomando todo lo que pudiera ser usado como arma
Los habitantes salían de sus hogares, el fuego de la esperanza había renacido en todos
Kumiko no pudo aguantar para soltar sus lágrimas, su pueblo se había levantado en armas y ella estaba ayudando
Con una sonrisa en su rostro, recargo su alma y volvió a apuntar
La guerra por Gokayama había iniciado y nadie iba a quedarse de brazos cruzados
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⏰ Última actualización: Dec 07, 2020 ⏰

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