低下 ||Decline||Female!Reader||

Freak

—Iré a tu presentación —dijo el chico con una sonrisa—.

—¿Lo prometes? —preguntó la chica—.

—Lo prometo —asintió—.

Su promesa no fue cumplida.

A pesar de que el aviso le había sido dicho una semana antes.

Pero no era su culpa.

Algo malo le ocurrió al chico.

La chica tuvo un accidente ese mismo día de su presentación.

Alguien lo había provocado.

Nadie quiso que hiciera otra presentación por su fracaso.

Tenía futuro.

Ella había notado que había un fallo en las correas pero no dijo nada.

El ver que aquel chico no cumplió con su promesa le hizo querer morir.

Ahora solamente tenía heridas en su espalda y problemas en las muñecas.

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—Va a encantarte —dijo Ben Drowned a su amigo—. Vamos, Lost.

—No lo sé, me traerá malos recuerdos —miró el suelo recordando a aquella chica que amaba—.

—¿Es por la joven Morrison? —asintió—. Ella ahora mismo está teniendo una vida genial, alégrate por eso —hizo una mueca—. No soy muy empático.

—Tú viviste casi lo mismo —negó con la cabeza—.

—Al menos no estoy flotando desmembrado por allí —comenzó a reír y Lost lo miró mal—. Bien, disculpa.

—Disculpado —suspiró molesto—. Ahora vayamos.

Se dirigieron hacia aquel lugar donde se reunían varios creepypastas para admirar a diferentes chicas, creepys y no creepys, que hacían funciones.

Lo que hacían era estar en el aire gracias a una larga tela mientras ellas al parecer danzaban sobre estas.

Había una chica en especial que era la atracción de todos.

—Recuerda dar un buen show —habló un ser detrás de ella; su jefe y cuidador—. Te has estado portando muy bien estos días, cumplí con mi promesa, ¿o no?

Él abusaba de todas las chicas cuando no daban un buen show.

A ella solamente la había violado dos veces; una por negarse y otra por tener un solo error en su primer show.

Poco a poco fue mejorando a pesar de su problema en las muñecas.

Sus huesos de éstas se doblaban y debía acomodarlos o simplemente dejar de hacer esfuerzos en sus manos para evitar lastimarse de más.

Ese accidente la había dejado muy mal.

Su espalda siempre la cubría con su vestimenta a pesar de varias quejas del público; ella era la única que la cubría.

—Me enfoco en hacer lo que me gusta —murmuró la joven—.

—Lo sé —tomó a la chica de los hombros mientras la miraba por el espejo—. Sé lo que te gusta —sonrió mostrando sus afilados dientes—.

Ella era su favorita.

Trataba de ocultarlo pero era muy evidente.

Le hacía ganar demasiado.