❝Podrías haberlo visto ahora, si estuvieras mirando. Porque los ojos de Jane lucían como el océano, pero eran los de Cho los que se agitaban como las olas ❞
Cho y Jane tienen un accidente automovilístico en medio de una persecución, que deja a éste...
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—Ja-Jane —balbucea Cho, gruñendo por el esfuerzo al tratar de quitarse el cinturón, dado que su auto acaba de dar vueltas por la calle y ahora está de cabeza.
Tiene unas heridas menores de vidrios en el brazo y un golpe que sangra en su frente, pero no es el mismo lo que se preocupa, sino Jane, que iba a su lado mientras perseguían al maldito asesino.
—Jane, ¿puedes oírme?
No hay respuesta. Al parecer, Patrick está inconsciente. Por dios, Cho espera que esté bien, vivo, que no sea nada tan grave. No hay tiempo para sentir culpa, pero de todas formas el sentimiento está sobre el agente, pululando a su alrededor para atacarlo cuando baje la guardia.
Al fin logra quitarse el cinturón y casi se cae de cabeza contra el techo roto del auto, pero sus reflejos son más rápidos y aterriza con los brazos. Tiene que hallar la forma de salir del maldito auto y sacar a Jane lo antes posible. Es de noche, el humo comienza a cosquillearle la nariz y significa que el auto podría estallar en llamas en cualquier momento. Cho comienza a darle patadas a la puerta de su lado, hasta que logra mandarla a volar, y se arrastra adolorido hacia afuera. Una vez allí, corre hacia el lado del copiloto para sacar a Jane.
El auto está destrozado. En un momento de la persecución policíaca, el criminal al que perseguían hizo una maniobra y los golpeó por el lado, volcando el vehículo y luego dándose a la fuga.
—¡Jane!
Cho tira de la puerta sacando fuerzas de donde no tiene. Logra abrirla y vislumbra el cabello rubio de Jane manchado de sangre. Todo ha adquirido un preocupante olor a gasolina... Arranca el cinturón y Patrick cae de lado en sus brazos, inconsciente. Kimball pasa los brazos bajo las axilas de él y desde allí lo tira para sacarlo. Se arrastra con el rubio, alejándose del auto que justo en ese momento estalla en llamas. Cho cubre a Jane con su cuerpo por precaución, pero igualmente el fuego no los alcanza.
Con el rubio en sus brazos, comienza a catalogar las posibles heridas, y nota una herida sangrante en la cabeza, algo profunda. Está bien, la cabeza tiende a sangrar mucho, no significa que nadie esté muriendo, probablemente una conmoción cerebral sea más preocupante. Además de eso, tiene un brazo con vidrios incrustados y algunas heridas menores, por lo que puede ver, pero la herida de la cabeza parece ser la más grave.
Es mi culpa, piensa Cho, Jane me dijo que no persiguiera al tipo solo, que esperara, y cuando no hice caso vino conmigo.
Palmea suavemente la mejilla del rubio.
—Jane, despierta, Jane —sino lo hace y tiene una conmoción, podría no despertar.
Hay un momento de silencio que casi se convierte en pánico para Kimball, y luego Jane tose, volviendo en sí a medias.
