CAPÍTULO ll
-Y entonces, llame a la ambulancia, la cual demoró demasiado en venir-
-Entiendo; le haremos unos exámenes y ya veremos qué es lo que le pasa, por lo pronto debemos avisarle a algún familiar-
-He intentado localizar a su Madre pero se va a buzón de voz, salió tarde de su casa con su esposo y al parecer no ha regresado-
-¿No vive con nadie más?-
-No Doctor, toda su familia vive en Nashville-
-Ya veo- Hice una pausa –Entiendo si quiere irse, estará en buenas manos-
-La verdad sí, debo cuidar a mi nieta. Cuando llegue su Madre le avisaré-
*****
-Al fin despiertas-
Dijo una voz irreconocible para mí mientras despertaba.
-¿Qué me ocurrió?- Iba a sentarme pero un fuerte dolor de cabeza me lo impidió -¿Quién eres?-
-Soy Caroline, tu enfermera- Dijo mientras sonreía –¿No recuerdas nada?-
¿Mi enfermera? ¿Qué demonios hago en un hospital?
La alcohólica que llevas dentro puede responder tu pregunta. Dijo mi subconsciente.
-Mmm, si ya recuerdo- La mire avergonzada.
-Está bien, no debes avergonzarte- Me sonrió nuevamente –Y dime, ¿esto te ha pasado antes?-
-De que me beba y me traigan al hospital no, pero cada vez que lo hago, siento como si el corazón se me saliera del pecho- Me mira sorprendida –Literal- Se ríe –Y siento un fuerte dolor de cabeza-
-Ya veo; bueno no puedo darte el por qué pasa esto en tu sistema, debes esperar los resultados de los análisis, ¿hace cuánto no te haces un examen de sangre?-
-Amm hace seis años más o menos-
Entrecerró sus ojos –No puedes descuidarte de esa manera-
-Lo sé, perdón- Sonreí – Odio las agujas pero, estoy lista-
-Tendrás que esperar un poco, el Doctor que te atendió debe autorizar la orden para proceder con esto-
Llaman a la puerta y Caroline fue a abrir.
-Permiso, Caroline- Le sonríe y ella le corresponde –Buenas tardes señorita, bienvenida al McLean. Mi nombre es Rixon mucho gusto-
Creí que el Doctor que me atendió sería, no sé, no tan atractivo.
Pero el tal Rixon se pasa.
Cielos, ¿Eres un ángel o algo parecido?
-Mucho gusto, Andrea Kavanagh-
-Bueno yo me tengo que ir, un gusto conocerte Andrea, si necesitas solo aprieta ese botón- Señalo un botón verde en la pared- Y vendré enseguida- Me sonrió como por quinta vez.
-Igual Caroline, gracias-
Cuando cerró la puerta a su paso, el Doctor volvió su mirada a mí.
-¿Cómo se siente?-
-Mejor, gracias-
-Dígame, ¿le ha pasado antes?-
Le conté lo mismo que a Caroline, el solo me miraba y asentía.
-Si ha pasado, ¿Por qué no ha ido a un médico?-
-No le di mucha importancia-
Levantó su ceja –Pues debería, tal vez pudo ser solo un susto o quizá algo grave, eso depende de los resultados- Hizo una pausa – ¿Puedo hacerle una pregunta?-
-Si Doctor, dígame-
-No tiene que contestar, pero ¿Por qué lo hizo? Digo, ¿quería quitarse la vida o algo así?-
-¿Qué? Dios, jamás haría ese tipo de estupidez, disculpe- Lo miré avergonzada- Jamás lo haría ¿sí? Me excedí nada más-
-Comprendo- Dijo dándome una sonrisa la cual me intimidaba –Le vuelven los colores, es una buena señal-
Mierda.
-Bueno, los exámenes lo haremos dentro de unas horas- Sacó una pastilla blanca de una papeleta metálica que llevaba en el bolsillo de su delantal y me extendió un vaso de agua que estaba en la mesita del lado –Tómese esto, hará que duerma unas horas-
-Gracias Doctor Clarck-
Me acomodé mejor en la cama y sentí mis párpados pesados.
-Llámeme Rixon-
Cielos, no sólo sabe cómo intimidar, sino que también es guapísimo, todo un Adonis en persona, ojos claros, cabello rubio hasta el hombro, alto, acuerpado y posee una hermosa sonrisa.
*****
Cuando Andrea se quedó dormida la detalle un momento, se veía tan serena, no parecía como si hace unos instantes estuviese muriendo.
Cabello castaño, abundante, medio largo, tés blanca, nariz perfectamente respingada y labios rosados, pestañas largas, manos pequeñas, dedos y uñas largas, tres o cuatro piercings en sus orejas.
Cielos; es hermosa.
Escuche la puerta abrirse pero aun así no deje de mirarla.
-Disculpa por no tocar, no sabía que estabas aquí- Dijo Caroline dejando unos medicamentos en la mesa.
-Descuida, ya me iba- Me encamine hacia la puerta.
-Bonita ¿verdad?- Dijo sin mirarme.
-Sí, que pasa con eso-
-Nada, lo supuse porque no dejabas de mirarla-
-Solo veía si todo estaba en orden-
-Aja, Claro- Me miró incrédula.
-¿Desde cuando eres tan sarcástica? A veces fastidias ¿sabes?-
Salí de allí.
¿Solo fastidiosa?
Entrometida, sarcástica, preguntona, bipolar y sobre todo odiosa.
¿Pero que le puedo hacer? Es mi mejor amiga.
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